El directorio de la principal patronal de Venezuela (Fedecámaras) rechazó este martes una Asamblea Nacional Constituyente en el país caribeño, y consideró que este proceso, en los términos que ha planteado el Gobierno de Nicolás Maduro, no resuelve la crisis sino que la profundiza.
En un comunicado, Fedecámaras señaló que «no es momento para una Constituyente» ya que, a su juicio, los problemas de los venezolanos no han podido resolverse con leyes habilitantes ni con decretos de emergencia económica.
«El país reclama soluciones a los problemas que aquejan a toda la población venezolana y que se profundizan, día a día, en materia de desabastecimiento de alimentos, medicinas, inflación, pérdida creciente del poder adquisitivo, inseguridad e inestabilidad política, social y económica», expresó la patronal.
Fedecámara sugirió un cambio en el modelo económico y la adopción de medidas que restablezcan «el orden jurídico» para resolver la crisis del país.
En ese sentido, destacó que estas medidas se deben tomar «sobre la base de la restitución del ambiente democrático del país, el respeto a la Constitución, la garantía de los derechos humanos» «y el rescate de la institucionalidad».
La federación acotó que respalda cualquier proceso de votación en el país, siempre que esté «enmarcado» dentro de la legislación venezolana.
Sin embargo, resaltó que no participará «en un proceso constituyente que esté de espaldas al pueblo soberano», ya que, afirmó, «no son posibles acuerdos ni diálogos fuera de la Constitución».
Por último, la patronal lamentó las muertes «producto de la desproporcionada represión en las manifestaciones civiles» y rechazó la «anarquía generada por la actuación de grupos violentos que actúan al margen de la ley y desvirtúan la legítima protesta ciudadana».
Desde hace más de un mes, se ha registrado una ola de manifestaciones a favor y en contra del Gobierno de Nicolás Maduro.
La mayoría de estas protestas ha degenerado en enfrentamientos con los cuerpos de seguridad que han intentado disolver las protestas e impedir el paso de manifestantes con gases lacrimógenos y perdigones.
Algunas otras han dado pie a acciones de vandalismo y saqueos, y bajo esos escenarios han muerto 37 personas y se han reportado centenares de heridos y afectados por la violencia.
