«Desinformación: estado relacionado con el efecto de la información errónea que se da, generalmente de manera intencionada; pero también por no tenerse información» Anónimo

Todo buen proceso de gestión debe tener un modelo para administrar adecuada y provechosamente la información pertinente al sistema gestionado, tanto de la que consume, como de la que genera, así como también de la que fluye en el medio en donde se desempeña; esta última no debe desestimarse porque puede afectarle directa e indirectamente. El modelo comunicacional contar con lineamientos (criterios determinantes) que no den cabida a dimes, diretes ni alboroto.

Para justipreciar el significado de la existencia de un proceso informativo formal, vale la pena revisar lo que ha fluido por las redes sociales a partir del 10 de mayo luego que la Vicepresidente Ejecutiva de la República notificara la detección del caso positivo de Covid-19 en Los Guayos, Estado Carabobo (Venezuela): una mujer de 26 años que regresó el 4 de abril desde Bucaramanga (Colombia).

Desde ahí, se oyó, leyó y vió de todo por las redes sociales, que muestran un abanico de beneficios y desventajas, por lo cual quienes lideran toda gestión no deben darse el lujo de no tener un modelo comunicacional que responda a la información que circula por ellas y que puede originar desinformación y otras consecuencias.

En las redes se vió la foto de una dama uniformada, de apellido Rivero, quien -según se dijo- fue renganchada como funcionario de la Policía del Municipio Los Guayos y es habitante del Municipio Carlos Arvelo (ambos municipios de dicho Estado).

Se publicó por Whatsapp que al volver a Venezuela cumplió cuarentena (15 días en San Antonio del Táchira y 15 más en la Villa Olímpica, Municipio Naguanagua, estado Carabobo) haciéndosele las pruebas rápidas y PCR correspondientes al protocolo establecido, con resultados NEGATIVOS, razón por la cual terminaron esos 30 días de confinamiento siendo liberada a la comunidad, que fue al recibimiento hecho por sus familiares, amig@s y novio; que fue a Güigüe (capital del Municipio Carlos Arvelo); que cumpliendo su labor, habló con detenid@s y público en general e hizo recorrido con compañer@s por Los Guayos, Trapichito y La Isabelica; que visitó negocios buscando alimentos, productos de limpieza e higiene y otra mercancía, habiendo ido al centro donde abrazó mucha gente.

También se publicó que al quinto día post-cuarentena, empezó con síntomas, fue al médico y le hicieron prueba diagnóstica que resultó POSITIVA y por eso fue hospitalizada en el CDI de Central Tacarigua para aislarle y darle tratamiento. Pero en notas de voz atribuidas -presuntamente- a tal dama se oye que, estando en Güigüe, recibió un mensaje en el teléfono del abuelo de su hija en el que le preguntaban la dirección para visitarle porque una prueba hecha en Táchira
(un mes atrás) había sido enviada a Caracas y resultó POSITIVA, por lo que debían hacerle seguimiento porque había venido desde Colombia, comentando que una comisión se presentó, le hicieron pruebas a tod@s l@s que habitan en esa ubicación, y que un médico le dijo -en la ambulancia en la cual le llevaron al CDI de Central Tacarigua- que le interrogarían funcionarios de INSALUD y debía responder afirmativamente a todo lo que le preguntasen, pues es por orden presidencial, puro protocolo y pura política, ya que fue la escogida entre 3.000 personas, aunque no tuviera síntomas.

Esa voz femenina dijo que no le dan medicinas y que sólo le preguntan cómo se siente, agregando no entender cómo es posible que el resultado de una prueba tarde más de un mes.

Otra voz dijo que está aislada en el CDI Tacarigua, recibiendo medicina. Otra más dijo que «Cachapo»* estaba en Güigüe con su abuelo y abuela desde hacía más de 20 días cuando se la llevaron para Central Tacarigua. Otra voz dijo que tenían más de 15 días buscándola para contactarle, informarle y proceder.

Lo reseñado acá muestra informaciones contradictorias, incongruentes, que recuerdan lo dicho por CAP líder de Acción Democrática y Estadista de gran calibre: «no debe entenderse lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario».

En una nota de voz -atribuida, supuestamente, a la Alcaldesa Ortega (del Municipio San Joaquín)- se prohibe la entrada de gente de otros municipios de Carabobo y de Maracay (capital del Estado Aragua, vecino oriental de Carabobo).

Luego, en otra nota de voz, de alguien que -hipotéticamente- dice ser el Doctor Arcila, se oye que es un caso «IMPORTADO», que en salud nada se improvisa, e informó haberse conversado esta situación en Epidemiología Regional donde acordaron las acciones a cumplir, pero que no diría los detalles por ese medio.

El 12 de mayo, por Instagram, el Gobernador de Carabobo (Lacava) dijo que el Instituto Nacional de Higiene informó que la última prueba PCR de este caso es NEGATIVA.

Ante lo expuesto, se oyeron preguntas que muestran la desorientación y desconfianza de la gente carabobeña; entre ellas: ¿está aislada y recibe tratamiento o no? ¿obtener el resultado de una prueba diagnóstica de Covid-19 se tarda un mes? ¿qué y cuánto puede acontecer en ese lapso?, si tenía 20 días con la familia y tenían 15 días buscándola, ¿cuánto duraron esas cuarentenas?, ¿cómo catalogar un caso como «IMPORTADO» luego de 35 días de haber reingresado al país y con varias pruebas NEGATIVAS a lo largo de ese tiempo; es que hay pruebas no confiables? Esta última pregunta invita a ver lo mostrado en la tabla (adaptada de Zhao J. et al.) publicada en Clin Infect Dis, 2020 Mar 28.[29] sobre la sensibilidad decreciente de la PCR (de 67 a 45%) según el paso de los días.

Esa misma pregunta se vió acompañada con esto: ¿están considerándose sólo los contactos post-confinamiento o también los habidos en ambas cuarentenas?, puesto que ese caso se etiquetó como «IMPORTADO», razón por la cual -de ser así- ya era un «vector» (contaminante) y pudo contagiar: 1- a l@s otr@s aislad@s con ella en su confinamiento en Táchira y en Naguanagua, y 2- a todas la gente con la que contactó en Carabobo hasta cuando fue aislada en el CDI (porque cada cual que haya sido infectad@ puede iniciar sendas cadenas epidemiológicas por la posibilidad de contaminar a otr@s y ést@s a otr@s más y así sucesivamente, lo que pide investigar esto inmediatamente para mitigar la probable diseminación por doquier), pero… si todas las pruebas hechas durante el aislamiento eran NEGATIVAS lleva a pensar que pudo contaminarse en los ámbitos donde hizo cuarentena, lapso en el cual incubó al virus: lo cual anularía al calificativo «IMPORTADO», debiéndose cambiar por «autóctono o comunitario» y debe precisarse la cadena en la que se contagió estando confinada en Táchira o en Naguanagua.

Por otro lado, ¿porqué cerrar un municipio no vecino a Los Guayos ni a Carlos Arvelo, lo que no fue hecho en otros municipios? y ¿porqué no informar al soberano lo convenido en Epidemiología Regional; acaso, es inconveniente divulgar lo decidido a implementar? Afirmar públicamente que no se comunicará lo acordado para enfrentar lo de este caso genera, entre otros efectos, el sentimiento de desinformación, suspicacia e incertidumbre.

Puede que todo lo precedente sirva para explicar que por WhatsApp se expresara que esta circunstancia se interpuso para distraer a la población de la gran frustración, insatisfacción e incomodidad (a punto de estallar) que se siente palpitar (no muy soterradamente) por el espinoso trasfondo dado por, entre otras causas: 1- el cierre de la gran mayoría de estaciones de gasolina por la falta del combustible,, a lo que ha de sumarse lo que se dice acerca de la mala calidad de la poca gasolina que está surtiéndose (que no rinde, que se evapora, que tiene agua, etc.); 2- la gran deficiencia de los servicios públicos de electricidad y gas doméstico, y la pésima calidad del agua que -con suma intermitencia- ofrece el Acueducto Regional del Centro (que no puede llamarse «potable»); 3- la caída del ingreso financiero con merma de la capacidad de comprar alimentos, medicinas y otras mercancías y de pagar otras necesidades (un desastre nunca visto, debido a no poder trabajar por causa de la cuarentena, a lo cual se suma la devaluación, la inflación, la especulación, el bachaqueo, y más); y 4- el sentimiento de insignificancia personal que pulula en la gente… apenas varias de las tantas exteriorizaciones de una pésima gestión pública.

Ante este embrollo, cabe preguntar: ¿existe un modelo informativo formal del proceso de gestión oficial de la pandemia, cuáles son sus lineamientos?

*: se deduce que es el pseudónimo de la dama de este caso.

Chichí Páez
gerenciaenaccionve@gmail.com
@genaccion




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