¿Quieres ser un hombre? Asume la responsabilidad de tus acciones. ¿Quieres ser más hombre? Asume la responsabilidad por los demás D. Feliszek

Una de las dimensiones de la crisis actual de identidad es la progresiva falta de responsabilidad. La gente quiere tener control de las consecuencias de sus acciones, en las que hasta ahora no tenía ninguna influencia. Mientras tanto, parece que el mundo necesita cada vez más personas que sean responsables no solo de sí mismas, sino también de los demás.

La hombría es un desafío que se presenta ante cada hombre. Es un camino que dura toda la vida y tiene como objetivo realizar la propia identidad masculina, que finalmente –le lleva a la santidad–. Es un entrenamiento diario de uno mismo y su voluntad de convertirse en un hombre en cualquier circunstancia, ceder asiento a una mujer a pesar de su propia fatiga, defenderla, incluso cuando sería más fácil alejarse.

La hombría está fuertemente asociada con la responsabilidad. Esto a menudo se les repite a los jóvenes cuando hablan de ser adultos. Ser adulto es ser responsable, no hacer lo que se quiere. A las personas les cuesta mucho convencerse de la importancia de la responsabilidad, porque naturalmente sería mejor evitarla a menudo.

Sin embargo, ser adulto, ser un hombre de verdad requiere responsabilidad de sus propias acciones y sus efectos. Sin embargo, ahí se llega solo a la mitad de la batalla.

¿Quieres ser un hombre? Asume la responsabilidad de tus acciones. ¿Quieres ser más hombre? Asume la responsabilidad por los demás.

Para ser capaz de responsabilizarse de los demás se necesita aún más madurez que responsabilizarse de uno mismo. Pero lo de convertirte en un hombre de verdad en tu vida no sólo te concierne a ti. Este no es un concurso en el que participas sólo tú, sino es una actividad en un grupo compacto de la sociedad en el que uno tiene su lugar y sus tareas.

Todas las personas a tu alrededor confían en tu hombría. Tanto tus seres queridos como los que simplemente pasan a tu lado por la calle. A través de tu comportamiento puedes convertirte en un modelo de masculinidad o en su negación. Y no se trata solo de ceder el asiento o abrir la puerta.

Es una responsabilidad que se remonta a los inicios de la humanidad, cuando el hombre era quien se preocupaba y protegía. No solo a él mismo, sino a todos los que le rodeaban. Construir una casa, proporcionar existencia material y proteger contra amenazas son tareas de un hombre. Y no son cosas triviales, porque este ejemplo de la vida ayudará a dar forma a las próximas generaciones de chicos que se convertirán en hombres.

El mundo cuenta con tu hombría, ser un hombre significa arremangarse y trabajar para los demás. Un hombre de verdad se responsabiliza no sólo de sí mismo, sino que se siente responsable de quienes lo rodean. Esto requiere sacrificio y a menudo puede ser extremo y difícil. Puede ser necesario renunciar a los propios objetivos y ambiciones para cuidar a tu prójimo.

Hoy, el mundo necesita hombres que sean responsables; quienes enfrenten desafíos y problemas para superarlos, y no escapen de ellos y se encierren en sí mismos. Asumir la responsabilidad de la vida de una persona puede ser un buen propósito para este tiempo. Y es mejor hacerlo por alguien cercano y que necesite ayuda. Esa persona cuenta con tu hombría.

No faltan ejemplos. Afortunadamente, hay muchos ejemplos de hombres que se responsabilizaron de los demás (y de manera extrema), y ahora son reconocidos como santos.

Damián de Molokaj fue como voluntario a la colonia de leprosos para servirlos con toda su vida y no le importó la posibilidad de contraer lepra, lo que finalmente sucedió. Por lo general, cuando alguien reúne el valor para ayudar a los demás, lo hace de tal modo para que exista la menor exposición posible y, para no ensuciarse las mangas.

Maximiliano Kolbe dio su vida por otro hombre, aunque también tenía muchas razones para pensar que debía sobrevivir. Eran hombres de verdad que se responsabilizaban de otras personas a su alrededor.

(*) Artículo escrito en polaco por Dawin Feliszek traducido y adaptado para los lectores de Aleteia en español

Chichí Páez
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