Dayrí Blanco | @DayriBlanco07
Elizabeth Silva se ve solitaria en la concentración opositora, pero decidida. Ella está ahí por sus nietos, su familia, y sus vecinos de Bello Monte, quienes creyeron en el proyecto del hoy presidente fallecido, y ahora viven decepcionados. “Yo estaba de acuerdo con Chávez, pero no con esta locura de Gobierno».
Ella integra el consejo comunal del sector en el que vive, al sur de Valencia. Lo hizo apenas el ex mandatario anunció la conformación de esa figura. Sigue ahí solo por la posibilidad de ayudar en alguna manera a sus vecinos de toda la vida. Pero cada vez es más difícil. “A nosotros ni las bolsas o cajas CLAP (Consejos Locales de Abastecimiento y Producción), nos llegan”.
La mañana del miércoles estaba en la avenida Bolívar Norte. Lista para marchar con la dirigencia opositora y la sociedad civil. “Estoy aquí porque necesitamos una verdadera democracia. No a este régimen que nos tiene comiendo cada día peor”.
Ella no es experta en economía. Pero la crisis la ha hecho aprender sobre inflación y desempleo. Criticó que se aumente el salario constantemente. “Eso no sirve de nada. Igual no nos alcanza para comer. Si un paquete de harina estaba en siete u ocho mil bolívares, ahora está entre 10 mil y 12 mil, y un kilo de azúcar en ocho mil. Además, cada vez más las empresas se paralizan y las personas se quedan sin trabajo”. No es especialista, pero está clara.
Está consciente de los riesgos que corre al salir a manifestar. Sabe que puede ser víctima de la represión y persecución de los uniformados de cualquier cuerpo de seguridad del Estado. No tiene miedo. “Lo hago por Venezuela, para que sea el país que mis nietos y sobrinos necesitan”.