Hoy y Después en Valencia
Alfredo Fermín. (Foto Archivo)

Domingo 21 de marzo de 1982

Una Cámara Lenta para Daniel Labarca

Por Rodolfo Izaguirre

Uno supone que en Valencia cada vez que alguien habla de cine, de una buena película, de un cineclub o de Godard o Buñuel está tácitamente haciendo una referencia a Daniel Labarca, ingeniero y sabio en matemáticas que ha dedicado buena parte de su muy joven vida a divulgar el cine en la región carabobeña. No es esta, por otra parte, la primera vez que hablamos de Labarca en esta columna ya que siempre hemos estado muy atentos a lo que él hace, hizo y continuará haciendo movido por un incansable espíritu cineclubístico.

En este último año, en el Cine La Viña, de Valencia, Labarca logró proyectar todos los martes un film de importancia. Cuarenta y ocho películas (La vida de las marionetas; Cristo se detuvo en Eboli, pongamos por caso), y logro también estrenar en Valencia primero que en Caracas, películas como Providencia o Mi tío de América, ambas de Alain Resnais, para citar sólo éstas. Una actividad, todos los martes que comenzó exactamente un día como hoy hace un año. De allí esta nota de aplauso para Daniel Labarca.

Recuerdo bien aquella nota publicada en El Nacional en noviembre de 1967 en la que nos referíamos a la actividad que desde hace tres años atrás venia cumpliendo el Cine Club Universitario de Valencia. Se trataba de unos muchachos que el 30 de abril de 1965 con el apoyo de la Dirección de Cultura y de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad de Carabobo emprendieron la tarea de difundir el cine como un real y efectivo vehículo de cultura. Eran once estudiantes de ingeniería con Daniel Labarca en primera fila junto a Erwin Hermanni, si mal no recuerdo. Las proyecciones se hacían en el Cine El Viñedo y luego hacía 1967 el Cine Díaz Moreno permitió que la actividad continuara. En su momento, el Cine Club Universitario de Valencia fue reconocido como el primer cine de arte y ensayo del país ya que el trabajo que desarrolló fue en verdad notable. Los valencianos pudieron establecer contacto con la cinematografía japonesa, el nuevo cine americano; la obra de los más importantes realizadores etc. Pasaron los años, Labarca continúo su vida universitaria; enriqueció sus conocimientos fílmicos y alimento la pasión por el cine. Se le consulta ahora en las cuestiones culturales y esta apoyando a los compañeros que están haciendo cine y quieren estructurar el Departamento de Cine de la Universidad de Carabobo.

Valencia es una ciudad insólita puesto que en ella funcionan activamente al menos diez cineclubes, registrados en la Federación Venezolana de Centros Culturales. Conocemos el proyecto para crear el Departamento de Cine, que nos pareció estupendo; el Concejo Municipal quiere asumir también responsabilidades de producción y difusión del cine. De los industriales que tienen allí sus fábricas y empresas nada se sabe pero es seguro que apoyen estas actividades culturales. Y todo esto es, viéndolo con justa mirada, el resultado de una labor de años iniciada allí por mi amigo Daniel Labarca….




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