Marcha contra las medidas del presidente Lenín Moreno, en Quito, el 9 de octubre de 2019. AFP

Miles de indígenas en Ecuador protagonizaron el miércoles la mayor movilización contra el gobierno de Lenín Moreno, desde que estallaron hace una semana las violentas protestas contra los ajustes económicos pactados con el FMI, que encarecieron los combustibles.

En la Amazonía el estallido social obligó a paralizar el transporte de petróleo por el principal ducto, que bombea el 68% de la producción ecuatoriana (531.000 barriles por día), tras la toma de pozos por manifestantes.

Mientras, un río de manifestantes avanzó sobre Quito, una ciudad agobiada y militarizada por la crisis. Grupos menos numerosos de jóvenes, algunos encapuchados, se enfrentaron a piedra con la policía que respondió con gas lacrimógeno en el centro colonial, patrimonio mundial de la Unesco.

En medio de la jornada, que fue mucho menos recia de lo que se anticipaba, Moreno abrió la expectativa de una pronta solución.

En Quito un río de manifestantes marchó por el centro de la agobiada capital, mientras grupos menos numerosos de estudiantes y trabajadores se enfrentaron a piedras con la policía, que respondió con gas lacrimógeno. AFP

El presidente, que el lunes llevó la sede del gobierno a Guayaquil acosado por las manifestaciones, regresó por unas horas a Quito para seguir el curso de los diálogos abiertos con la dirigencia indígena, y con la mediación de la ONU y la Iglesia católica.

«Estamos obteniendo los mejores resultados del diálogo con los hermanos indígenas. Sin duda alguna, esto se va a solucionar muy pronto», dijo Moreno en un video difundido por la televisión estatal.

Una fuente de la secretaría de Comunicación confirmó a la AFP que el mandatario regresó a Guayaquil.

Líderes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) marcaron distancia con lo dicho por el gobernante. «La movilización está en marcha, no ha terminado», dijo Salvador Quishpe.

Sin embargo, insistió en que el propósito no es «tumbar gobiernos». «No tenemos ningún otro interés; ningún otro que el de hacernos escuchar».

Manifestantes chocan con la policía antimotines durante las protestas contras los ajustes económicos, el 9 de octubre de 2019 en Quito. AFP

Los indígenas exigen que el gobierno desista de eliminar los subsidios que condujeron al alza del precio del diésel y la gasolina hasta en 123%.

«Nos tiene aquí la indignación ecuatoriana contra el paquetazo», señaló más temprano Gonzalo Espín, dirigente de los indígenas de Cotopaxi (centro). «Mientras no desista, seguiremos aquí», advirtió.

Un respiro para Moreno

Una multitudinaria concentración también se realizó este miércoles en el puerto de Guayaquil, la segunda ciudad de Ecuador, contra las protestas que acosan a Moreno.

Manifestación en Guayaquil, el 9 de octubre de 2019, en defensa de la paz y contra las protestas que acosan al gobierno de Lenín Moreno. AFP

«¡La democracia no caerá en las calles de Guayaquil!», clamó la alcaldesa de derecha Cynthia Viteri ante los miles de manifestantes, la mayoría vestidos de blanco.

Castigado por un alto endeudamiento y la iliquidez de su dolarizada economía, Ecuador pactó en marzo un programa de préstamos con el FMI que alcanza los 4.200 millones de dólares.

Manifestantes chocan con la policía antimotines durante las protestas contras los ajustes económicos, el 9 de octubre de 2019 en Quito. AFP

Pero apenas fue hasta la semana pasada que Moreno dio a conocer el lado más duro del ajuste, que también prevé reformas tributarias, así como laborales que los empleados públicos sostienen que les afectaría.

Los indígenas representan el 25% de la población ecuatoriana de 17,3 millones. Son el sector más castigado por la pobreza y un ajuste de las tarifas de los combustibles encarece la comercialización de sus productos agrícolas.

Moreno resiste las protestas apoyado en las Fuerzas Armadas y en sectores empresariales y de la derecha política, a los que se acercó después de romper con el expresidente Rafael Correa, quien vive en Bélgica, de donde es oriunda su esposa.

Moreno vs. Correa

Apenas comenzaron las protestas, Moreno decretó el estado de excepción y envió a los militares para intentar sofocarlas. Pero las medidas han resultado infructuosas para contener la crisis, la más grave desde la caída del entonces presidente Lucio Gutiérrez en 2005.

Las protestas han generado pérdidas hasta la fecha de alrededor de 12,8 millones de dólares por el petróleo que se ha dejado de producir, indicó el miércoles el ministerio de Energía.

El gobierno endureció las medidas de control y restringe el tránsito nocturno alrededor de instalaciones estratégicas como ministerios, puentes y antenas de comunicación.

Esto después del breve asalto a la sede del Legislativo por parte de manifestantes.

Las protestas dejan un muerto, 122 heridos y 766 detenidos, según los más recientes balances consolidados de autoridades y de la Cruz Roja.

Moreno insistió este miércoles en señalar a Correa de complotar en su contra en alianza con el que llama «sátrapa venezolano» en alusión al mandatario Nicolás Maduro.

«Las evidencias apuntan precisamente hacia él (Correa) como un actor fundamental», dijo en una entrevista con CNN.

Estados Unidos, a través de un funcionario de la Casa Blanca, alimentó las mismas sospechas en las que también involucra a Cuba. «Está provocando manifestaciones y cierto grado de violencia».

Tanto Maduro como Correa niegan los señalamientos. AFP




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