Unas elecciones estudiantiles les costaron la libertad. Un mes ha trascurrido desde que Iván Uzcátegui y Ramón Bravo, expresidente de la Federación de Centros Universitarios (FCU-UC) y director de Comedores, respectivamente, fueron detenidos injustamente por no entregar el máximo órgano de representación estudiantil de la Universidad de Carabobo.

El despertar de Uzcátegui y Ramón no es más que en cuatro paredes de uno de los calabozos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), sub delegación Valencia, rodeados por 120 presos comunes, donde algunos de ellos presentan hepatitis, erupciones en la piel y otras enfermedades.

Tienen un mes sin ver la luz del sol, y la salud de ambos se deteriora aceleradamente por diagnósticos médicos preexistentes, los cuales corren riesgo de complicarse ante el ambiente en el que se encuentran y los padecimientos virales a los que están expuestos.

La lucha por la democracia y por la libertad de la universidad y del país no solo les ha cambiado la vida a Uzcátegui y a Bravo, sino también a sus familiares. La angustia, la incertidumbre y un sinfín de interrogantes forman parte de sus días, esos que estaban llenos de compartir, unión y alegrías, y cambiaron el 6 de noviembre por injusticia y espera.

Los hijos de cada uno no son ajenos a la realidad. Preguntan insistentemente cuándo regresarán sus papás a casa, y todos los días esperan con anhelo verlos, para disfrutar de esos días felices y llenos de amor y cariño en el calor del hogar.

Hace un mes exactamente, los ucistas se encontraban en sus respectivas residencias. Pasadas las 6:00 am de ese 6 de noviembre, comisiones del Cicpc, los detuvieron sin órdenes de captura y los trasladaron a la subdelegación Las Acacias, lugar donde pasaron injustamente la noche con presos comunes.

Al día siguiente, fueron presentados ante el Tribunal 11 de Control del estado Carabobo, a cargo de la jueza María Eugenia Villanueva, donde el Fiscal 13 del Ministerio Público, Aníbal Colmenares, les imputó los delitos de peculado doloso y agavillamiento.

Desde ese entonces, permanecen injustamente detenidos en la subdelegación Valencia, ubicada detrás de la Plaza Monumental, al sur de la entidad. Entre tanto, sus familiares y allegados esperan su pronta liberación.

Tiempo Universitario




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