La asfixiante realidad económica de la Pandemia entre la Pandemia

Describir 34 meses de Hiperinflación en un país petrolero que además ha perdido tres cuartas partes de su capacidad productiva medida por datos del Banco Central de Venezuela, perfilando una verdadera crisis de carácter humanitaria, que ha supuesto el empobrecimiento del 96% de la población, sumiéndonos además en el riesgo de atravesar una hambruna terrible, es una labor titánica.Esta situación en materia alimentaria ha sido compilada por un denso informe de la Organización de  Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura, en el cual se indica que nuestro país solo consume más alimentos que Sudán y Yemen. Más de 70% de nuestra población no consume la dieta calórica y mucho menos proteica adecuada, no existe ningún sector socioeconómico que pueda tener acceso a una alimentación de calidad, a la salud y a los servicios públicos.

Somos una sociedad conjurada a vivir penurias para satisfacer las actividades más elementales, quiero expresar que la situación del país era ya insoportable antes de la eclosión de la pandemia, por ello el título del articulo la pandemia del coronavirus, se intercepta con la pandemia de la miseria y la destrucción de la economía, a causa del atavismo derivado de la aplicación de un modelo absolutamente anacrónico, que ha logrado destruir a la industria petrolera y lograr que la producción nacional se haya contraído hasta cifras de hace cien años, la vocación productora petrolera del país se ha desplomado, de ser una potencia productora de petróleo pasamos a ser un país dependiente de las importaciones de combustible, nuestras refinerías otrora ejemplo para el mundo, son ahora armatostes desmanteladas como resultado de la impericia, la audacia y la improvisación.

Es tan caustica nuestra realidad económica, que el bolívar como unidad monetaria ha sido destruido, no es patrón de cambio ni reserva de valor, y sólo conserva alguna cualidad como patrón contable, está ultima cualidad desde luego afectada por la conversión a una paridad cambiaria oficial, pero que fácticamente todo cuanto se transa en el país se hace en dólares. La dolarización es solo por la vía de la demanda, no por la oferta del Banco Central, es tan dramático este fenómeno que las alternativas de la industria bancaria al desarrollar las cuentas de custodia en dólares para realizar transferencias, productos tecnológicos que permitieran la movilización de divisas, fueron prohibidas por medio de una circular del Banco Central de Venezuela, con lo cual se demuestra que la supuesta liberalización del tipo de cambio contenida en el convenio cambiario único, era y siempre fue un mecanismo de control sobre el objetivo del tipo de cambio, no puede haber libertad económica en un país que ha logrado copar todas las demás libertades desde la toma de las libertades económicas.

El pasado seis de octubre el Banco Central publicó cifras de inflación en su página oficial, demostrando que la hiperinflación es un fenómeno que sigue afectando a la vida cotidiana del venezolano. La conducta oficial presenta más de 800 puntos de inflación acumulada, y eso supone que en nueve meses los precios han subido casi diez veces, un verdadero horror, que pone a la sociedad contra las cuerdas.

Somos una sociedad desmonetizada, y además dessalarizados, el salario esta pulverizado de manera dual por la vía de la inflación y por la del tipo de cambio, el precio de dólar ha supuesto que el valor de los salarios mínimos y pensiones sean valores simbólicos y referenciales.

Fuente BCV

Si estos datos se contrastan con los ofrecidos por la comisión de finanzas del Parlamento Nacional, los resultados son aún más lacerantes. Resulta baladí determinar cuál estimación es la más cercana a la realidad, lo cierto es el hecho de demostrar que la población sencillamente no tiene ingresos para adquirir bienes y servicios, hemos sido defenestrados de un mercado que fija absolutamente todo en dólares desde la demanda, además de persistir el fenómeno de monetización del déficit fiscal.

Según el parlamento, la inflación acumulada en nueve meses, ubicándose por encima de 1.400, puntos porcentuales y la corrección de precios usando el valor de la inflación acumulada se han corregido al alza en nueve meses en un valor de 15 veces.Así un artículo que en enero costaba 100.000 Bs, hoy al mes de octubre tiene un valor de 1.533.000 Bs. En realidad vadear estos retos supone un fuerte peso para una población expoliada, hambrienta y afectada por el colapso de los servicios públicos, lo cual ha supuesto que la pandemia se desarrolle en Venezuela sin control, en medio de unas condiciones de ruina y abandono impuestas por la negligencia y la audacia de una hegemonía en el poder, que ha generado que más de cinco millones de venezolanos hayan asumido el exilio y diáspora, representando esta diáspora venezolana la segunda más grande del planeta, solo superada por quienes escapan de la cruenta guerra de Siria.

Fuente A/N.

Finalmente, Venezuela vive una pandemia económica inscrita en una pandemia sanitaria que se agrava como consecuencia de la grave crisis económica que atraviesa el país. Venezuela es un país en extremo endeudado. Desde 1998 la deuda se ha sextuplicado, aunque el país atravesó por un boom petrolero, en 2020 el ratio de deuda con relación a las exportaciones es de 16, 76 veces la capacidad de exportación del país.

Cualquier proceso de recuperación incorpora la necesidad de decretar un default de deuda, para atender a las necesidades de la población en materia alimentaria, de salud y de servicios públicos. Es menester atender las desigualdades impuestas por el chavismo, los mercados negros y grises, la captación de rentas ilícitas y finalmente recomponer un proceso de reconstrucción de la confianza social.

Vencer y sobrevivir, vencer y lograr el camino hacia la decencia y la libertad, asumiendo esta última con responsabilidad, es necesario respirar esta pandemia que es solo un coeficiente más en nuestra terrible ecuación del dolor.

“El progreso de la economía depende íntimamente del rumbo que tome nuestro Estado Democrático”

Ludwig Erhard.