Se presenta más en mujeres jóvenes que en hombres, en una proporción de 4 a 1. Es la migraña. Una enfermedad neurológica prevalente, crónica, episódica y recurrente, sobre todo, en la edad laboral y reproductiva. Aunque niños y adolescentes también pueden tenerla.

Los síntomas son bastante diferentes a los del dolor de cabeza, y suelen ser identificables. La mayoría de las veces, la molestia comienza en un lado de la cabeza y puede impedirle a la persona realizar cualquier actividad física, trabajar frente al ordenador e incluso recibir la luz del sol, según precisó la neurologa Mireya Gil.

Para distinguirla, explicó la especialista, que el dolor de cabeza puede producir un dolor intenso, pero no tan molesto por lo que se puede trabajar y realizar actividades con esta condición que desaparece con descanso y analgésicos, y por lo general no dura más que unas horas. En cambio, la migraña puede extenderse durante varias horas e incluso días, no se alivia con el uso de analgésicos normales y requiere de un tratamiento más fuerte.

Esta patología es tan frecuente, que cerca de un 15% de la población la presenta de manera recurrente y se estima que 95% de las personas tendrá al menos un episodio de cefalea durante su vida, según los resultados de un estudio español realizado en el año 2013, en el que se comprobó también la existencia de una predisposición de tipo genético a tener migraña, indicó la especialista.

Causas de la migraña

Existen diversos factores desencadenantes de los episodios de migrañas: la abstinencia a la cafeína, cambios hormonales durante el ciclo menstrual de las mujeres o con el uso de píldoras anticonceptivas, cambios en los patrones de sueño, ingesta de alcohol, ejercicio u otro estrés físico, ruidos fuertes o luces brillantes, pasar por alto comidas, olores y perfumes, fumar o exposición al humo, estrés y ansiedad.

La ingesta de ciertos alimentos también puede causar dolor de cabeza. Los más comunes son: chocolate, productos lácteos (especialmente quesos). También los que contienen glucamato monosódico (sal sódica), o el aminoácido tiramina, como el vino rojo, el queso curado, el pescado ahumado, los hígados de pollo, los higos y algunas legumbres. Además algunas frutas como el aguacate, cambur y cítricos.

Así mismo, carnes que contengan nitratos como el tocino, los perros calientes, el salami, las carnes curadas; además de cebollas, maní y otras nueces y semillas, alimentos procesados, fermentados, adobados o marinados.

Mejorando los síntomas

Hay dos formas de aproximación al tratamiento de la migraña: fármacos encaminados a mitigar la crisis y otros a prevenirla, ya que esta patología no tiene cura, de acuerdo a lo comentado por la doctora Gil.

Los más usados a nivel paliativo son los analgésicos, antiinflamatorios no esteroideos, derivados de la ergotamina y triptanes (sustancia con el mismo efecto de la serotonina), que disminuyen la dilatación de los vasos del cerebro, y aunque son ampliamente seguros no pueden utilizados por personas con antecedentes de afecciones del corazón o con hipertensión no controlada.

En cuanto al uso de topiramato, indicó que es un antiepiléptico de amplio espectro indicado como adyuvante y monoterapia en pacientes adultos y pediátricos que ha mostrado eficacia en el tratamiento de otras enfermedades neurológicas y psiquiátricas, incluyendo desórdenes alimentarios, migraña y temblor esencial.

“En pacientes adultos se sugiere que este medicamento puede ser efectivo para la prevención de la migraña, debido a que presenta múltiples mecanismos de acción que podrían evitar su aparición. Investigaciones básicas en la fisiopatología y genética de la migraña plantean que este desorden puede desarrollar una alteración de múltiples sistemas y que el topiramato puede modular el sistema trigéminovascular, el cual podría afectar la evolución de esta enfermedad”, explicó Gil.

La automedicación, el consumo excesivo de analgésicos, la falta de diagnóstico y tratamiento adecuado son, junto con el sobrepeso y la obesidad, los trastornos respiratorios del sueño, el insomnio, la depresión, la ansiedad y el estrés, factores bien establecidos que pueden facilitar que la migraña se haga crónica, alertó la especialista.




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