La enseñanza, la educación, sustituye a la diversión y al entretenimiento que embrutece”

Joaquín Costa Martínez.

En este nuestro pobre país de mentiras oficializadas, sesgos de la información y herrumbre, se continua manteniendo la silente pero no menos horrida crisis humanitaria, esa que desde hace años sólo la Universidad Católica Andrés Bello se atreve a auscultar, para encontrar en la hendidura a la pobreza medida por la línea del ingreso un indicador que tenía que ver con el ingreso familiar y desde luego con ese indicador del salario mínimo el cual fue oficialmente declarado sin signos vitales, desde luego en el país del retardo esta declaración de fallecimiento del otrora salario mínimo se realiza con un retraso de doce días usando una muy precaria redacción en donde la cacofonías, gazapos y hasta incongruencias en cifras explanan una ya notoria improvisación.

En los escasos diez (10) artículos de la Gaceta Oficial Extraordinaria, para una clase trabajadora a quienes se nos acostumbró que la miseria y la pobreza material son una constante, se nos aclara que la mal llamada indexación obedecerá una vez más a los criterios 97%discrecionales del régimen quien decidirá, la frecuencia, metodología y manera de esta mal calificada indexación. Así el salario desaparece al quedar bonificado en un 97% a través de dos bonos calificados desde los neologismos aviesos del régimen quien dispensa un bono de alimentación por un mil bolívares de nuestra extinta moneda nacional, al tipo de cambio de hace doce días atrás, que aproximaban este concepto sin incidencia salarial en un poder de paridad de cuarenta dólares 40 USD y se crea una bonificación especial contra la guerra económica por 750 bolívares, misma que en su artículo numero dos literal “a”, presenta una contradicción entre el monto escrito en letras y representado en números, manifestando la absoluta improvisación y la pobreza del lenguaje que permea hacia el espíritu de un régimen sin alma, es decir sin pueblo, el llamado bono de la guerra al recibirlo ya no representaba los 30 dólares anunciados como un logro, del amado líder obrero, pues la aceleración del tipo de cambio al momento de su entrópica liberación representaba 29,49 dólares, es decir sólo nos permite adquirir el 5% de la canasta de alimentos, en el prenombrado articulo dos se recalca que el bono contra la guerra económica no tendrá incidencia salarial, res decir no aplica para vacaciones, bonos de fin de año y antigüedades, vaya contradicción para el régimen del super bigote obrero.

Los atropellos siguen en el instrumento legal 6746, al indicar que para los trabajadores jubilados “pasivos”, se crea un concepto de bonificación de guerra por un valor de un mil doscientos veinticinco bolívares (1225), un valor de 49 dólares al tipo de cambio del primero de mayo, hay que recordar que los trabajadores jubilados “pasivos”, no perciben el bono de alimentación, mal llamado “ Cesta Ticket socialista”, pues este concepto nació para honrar los gastos de alimentación durante la jornada de trabajo, pero en el caso de la sempiterna crisis económica agravada por el chavismo el mismo se emplea para comer.

En el oscuro articulo cinco, se indica que el Ejecutivo Nacional, ajustaría los conceptos de bonos de alimentación y bono contra la guerra económica al tipo de cambio, publicados por el BCV, es aquí en dónde subyace la duda. ¿Es indexación o ajuste al valor de la paridad cambiaria? Es necesario explicarle al lector que indexar supone ajustar por inflación usando el índice nacional de precios al consumidor y el ajuste al tipo de cambio, supondría garantizar que el mencionado bono de la guerra económica se mantenga en 30 dólares, cosa que no es cierta y depende de la estabilidad del tipo de cambio, esta realidad la advertimos los funcionarios públicos al percibir el 12 de mayo, los 750 bolívares a un tipo de cambio de 25,34 BS/ USD, el equivalente a 29.49 dólares.

Los pensionados y sobrevivientes del IVSS, la capa social más vulnerable del país, solo recibirán 500 bolívares, que al tipo de cambio oficial vigente para el día de publicación de esta columna representan 19,73 dólares y no los 20 dólares, que los siguen condenando al hambre, la miseria y el olvido, ratificando la condición de edadismo que también padece el régimen de Miraflores.

El articulo seis (6), de la Gaceta Extraordinaria 6.746, deja claro que el ingreso mínimo anteriormente compuesto por tres conceptos, a saber: Salario mínimo, bono alimentación y ahora bono de la guerra económica, se sintetiza a dos conceptos bono de alimentación más bono de la guerra económica, sin hacer mención al salario mínimo, es decir no tendremos incidencias salariales, se conjuraron las prestaciones sociales, los bonos de vacaciones y de fin de año, regresión laboral total se afecta la progresividad de los derechos laborales, se viola el in dubio pro operario, por parte de un régimen que se hace llamar obrero.

La mencionada gaceta 6.746, no fue la única infeliz noticia del pasado viernes 12 de mayo, el Banco Central de Venezuela, luego de ocho meses en silencio, dio a conocer las cifras de inflación todas superiores a las medidas por el Observatorio venezolano de finanzas, a excepción de las del mes de febrero, estas acciones demuestran el grado de perversidad de quienes detentan el poder, pues estas acciones son torpes y necias, solo sirven para ratificar las expectativas negativas sobre la economía nacional, permitiendo ratificar que estamos en una tiranía, pues etimológicamente el termino tiranus, supone malo por necio y terco, esta lección le vendría muy bien al candidato atolondrado de la oposición, quien es manifiestamente incapaz de calificar un hecho factico y se hace llamar político.

En conclusión no hay salario mínimo, el régimen seguirá apostando a la falsa ilusión monetaria yuxtapuesta con el aumento artificial del producto, sostenida con una política de intervenciones cambiarias que ya suman un monto de 1.6 millones de dólares, en un país de sobrevivientes, que diariamente se desangra de población, por el éxodo, mientras se nos justifica que es imposible aumentar el salario, por las sanciones y la corrupción de la hegemonía gobernante, esto es un caso digno del caciquismo de Joaquín Costa Martines, un régimen que nos avergüenza y escandaliza, por sus disparatadas acciones.

La misericordia para el culpable es la crueldad para el inocente.”

Adam Smith




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