La Unión Europea (UE) y Estados Unidos acordaron hoy fortalecer la coordinación de sus acciones frente a China y Rusia, y en el caso del segundo país decidieron establecer un diálogo de alto nivel entre Washington y Bruselas para abordar las cuestiones relativas a Moscú.
Es lo que indican las conclusiones adoptadas durante la cumbre que celebraron hoy el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y los presidentes de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y del Consejo Europeo, Charles Michel.
Estados Unidos y la UE aseguran tener la intención de consultar y cooperar «de manera estrecha» sobre la «gama completa de cuestiones» referidas a sus respectivas relaciones con Pekín, que califican de «enfoques multifacéticos similares». Añaden que esos enfoques incluyen «elementos de cooperación, competencia y rivalidad sistémica».
Precisan que pretenden seguir coordinándose en sus «preocupaciones compartidas», como las «violaciones de derechos humanos» en Xinjian y el Tibet, la «erosión de la autonomía y procesos democráticos» en Hong Kong, «la coacción económica, las campañas de desinformación y los problemas de seguridad regional».
«Seguimos seriamente preocupados por la situación en los mares de China Oriental y Meridional y nos oponemos con fuerza a cualquier intento unilateral de cambiar el ‘statu quo’ e incrementar las tensiones», aseveran.
En contraste, los Veintisiete y Washington también planean coordinarse en su «compromiso constructivo» con China en ámbitos como el cambio climático o la no proliferación de armas.
Sobre Rusia, dicen permanecer «unidos» en su «enfoque de principios» hacia Moscú y estar «preparados para responder de forma decisiva a su patrón repetido de conducta negativa y actividades dañinas, que Rusia debe abordar para evitar el mayor deterioro de las relaciones, incluida la lista de los llamados países inamistosos».
«Para coordinar nuestras políticas y acciones planeamos establecer un diálogo de alto nivel sobre Rusia entre la UE y EEUU», anuncian, una iniciativa similar a la que pactaron poner en marcha Bruselas y la anterior administración estadounidense el año pasado para tratar China.
Washington y la UE también condenan las acciones rusas que «menoscaban» la soberanía, integridad territorial e independencia de Ucrania y Georgia, y piden al Kremlin garantizar que las misiones diplomáticas en Rusia pueden operar «de manera segura y productiva», además de detener la campaña contra la oposición y los medios independientes y liberar a los «presos políticos».
Al mismo tiempo, admiten mantener canales de comunicación abiertos para cooperar en áreas de interés común.
En cuanto a Bielorrusia, reiteran su apoyo a las peticiones de democracia y derechos humanos de la población y critican el desvío del avión de Ryanair para detener a los opositores Román Protasevich y su pareja, Sofía Sapega.
Por otro lado, en términos más generales, subrayan su rechazo al autoritarismo en todo el mundo y su intención de «mejorar» la cooperación «en el uso de sanciones para perseguir objetivos compartidos de política exterior y seguridad, mientras se evitan posibles consecuencias involuntarias para los intereses europeos y de Estados Unidos».
También abogan por una desescalada en el Mediterráneo oriental, donde los últimos años se han caracterizado por la tensión entre Turquía por un lado y Grecia y Chipre por el otro, y por la vuelta de la democracia a Myanmar.
Ante la retirada de tropas de la OTAN de Afganistán, se muestran dispuestos a trabajar para respaldar el proceso de paz en ese país y los «logros» en materia de derechos humanos.
Igualmente, apuestan por recuperar el diálogo sobre migración, «incluidas soluciones innovadoras sobre políticas migratorias efectivas y seguras en cooperación con países terceros».
Asimismo, pretenden colaborar para renovar los «esfuerzos» globales sobre control de armas y reiteran su apoyo a las conversaciones para preservar el pacto nuclear iraní. EFE