El aborto
La copa menstrual

Las vitaminas son micronutrientes orgánicos sin valor energético, necesarias para el hombre en muy pequeñas cantidades y que deben ser aportadas por la dieta, alimentación para mantener la salud.

Algunas pueden formarse en cantidades variables en el organismo: vitamina D y niacina se sintetizan endógenamente (la primera se forma en la piel por exposición al sol y la niacina puede obtenerse a través del triptófano) y las vitaminas K2, B1, B2 y biotina (son sintetizadas por bacterias intestinales). Sin embargo, esta síntesis no es suficiente para cubrir las necesidades por lo que tienen que ser aportadas por la dieta.

Su gran importancia en el mantenimiento de la salud queda demostrada por la aparición de las enfermedades deficitarias que provoca su falta en la dieta: deficiencia de vitamina A puede producir ceguera y la falta de vitamina D puede retardar el crecimiento de los huesos. No obstante, algunos expertos advierten que, pese a estar considerados como un remedio natural, no debemos abusar de ellos, ya que a la larga un uso indiscriminado y sin control médico podría traer problemas.

Por lo tanto es fundamental que conozcas que existen dos tipos de vitaminas:

1.      Las hidrosolubles, son solubles en agua y no se almacenan en el cuerpo de manera significativa. Son realmente fáciles de eliminar a través de la orina, por lo que no suelen ser tóxicas en exceso debido a su rápida eliminación. Las vitaminas con esta característica  incluyen: Vitamina C y todo el grupo B.
2.      Las Liposolubles, no se disuelven en agua, sino en grasa, por lo que se almacenan en tejidos grasos del organismo, como el hígado y el tejido adiposo. Pueden ser tóxicas si se consumen en exceso, ya que su eliminación es más difícil. Dentro de las vitaminas liposolubles encontramos: Vitamina A, D, E y K.

La intoxicación por vitamina “A” puede darse a partir de las 25.000 UI diarias y si hay un exceso puede causar: dolor de cabeza, mareos, visión borrosa, disminución del apetito, vómitos mayor sensibilidad en la piel.

En el caso de la “D” la toxicidad se puede producir luego de las 20.000UI, dependerá también de la toma y su exceso pudiera llevar: fatiga, deshidratación, estreñimiento, disminución del apetito, aumento de la micción.

La cantidad diaria recomendada de vitamina “E” es de 15 mg y si bien el organismo tiene una buena tolerancia hacia esta, un aporte superior puede ocasionar toxicidad. En el caso de la “K” una persona adulta necesita entre 100 a 300 microgramos, por encima de esta dosis pudiera presentar alteración de la coagulación.

En resumen, las vitaminas hidrosolubles son más seguras en términos de toxicidad. Las liposolubles pueden ser peligrosas si se consumen en exceso, por eso es recomendable que luego de una ingesta de 3 meses  del suplemento se realice un descanso de 1 a 2 meses. Es fundamental mantener un equilibrio adecuado y seguir las recomendaciones de ingesta para garantizar una buena salud.

Consejo para evitar toxicidad:

         Alimentación balanceada, obtén vitaminas de alimentos naturales.
         Consume los suplementos con cautela, consulta a un profesional antes de tomar suplementos.
         Aprende a conocer tus necesidades, no todos requieren suplementos, evalúa si los necesitas.

Recuerda que la clave está en el equilibrio, ¡Cuida tu salud!

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