Navalni, considerado el único político que le puede hacer sombra al presidente ruso, Vladímir Putin. (EFE)

El líder opositor ruso, Alexéi Navalni, fue condenado hoy a 30 días de cárcel por organizar el lunes protestas violentas en el centro de Moscú, donde fueron detenidos casi un millar de manifestantes.

«Lo más gracioso es que atestado policial dice que Navalni cometió una falta administrativa a las 13:30, justo cuando estaba saliendo del portal de su casa», dijo Vadim Kobzev, abogado del opositor, durante la vista judicial.

Navalni, considerado el único político que le puede hacer sombra al presidente ruso, Vladímir Putin, ha sido condenado por convocar una manifestación no autorizada en la céntrica calle Tverskaya, la principal arteria de Moscú, coincidiendo con el Día de Rusia.

Si a finales de marzo, en otra protesta organizada sin permiso del Ayuntamiento, a Navalni lo detuvieron a la salida del metro y recibió 15 días de arresto administrativo, en esta ocasión ni siquiera le dio tiempo a salir de casa.

«No sé. Puede ser que salir del ascensor sea una falta administrativa. No se entiende cómo desde el portal de mi casa pude organizar un mitin», denunció.

El opositor había aceptado celebrar la jornada de protestas contra la corrupción en la administración pública en la Avenida Sájarov, escenario de anteriores manifestaciones, pero la noche anterior convocó a sus partidarios en el corazón de la capital.

Esta decisión no cogió desprevenida a las autoridades, que habían advertido la pasada semana de posibles provocaciones, por lo que cientos de efectivos policiales y antidisturbios fueron desplegados en la zona en previsión de incidentes.

Aunque la oposición insistió en que la manifestación era pacífica, la policía decidió primero acordonar y después dispersar por la fuerza a los manifestantes, muchos de ellos veinteañeros.

Como consecuencia, fueron detenidas más de 800 personas, entre los que figuran transeúntes, periodistas e incluso un ciudadano francés vestido de «sans culotte» de la Revolución Francesa que participaba en una reconstrucción histórica en la misma calle.

La mayoría de ellos fueron liberados antes de la medianoche, aunque según confirmaron varios de ellos a Efe tendrán que acudir a juicio por violar las reglas de celebración de mítines.

«Me liberaron a las 11 de la noche. Me avisarán cuándo será el juicio. Podría recibir o una multa o 40 horas de trabajo social. Recurriré, pero no creo que me libre del castigo», comentó uno de ellos.

Otros no tuvieron tanto suerte y ya han recibido quince días de arresto, como es el caso de uno de los dirigentes de la oposición extraparlamentaria, Iliá Yashin, condenado por desacato a la policía.

Las autoridades también incoaron casos penales en el caso de aquellos que atacaron a miembros de las fuerzas del orden, tanto en Moscú como en la protesta que tuvo lugar en San Petersburgo.

Uno de los detenidos atacó a un efectivo de la Guardia Nacional con gas pimienta, causándole lesiones en los ojos, lo que podría acarrearle, a tenor de los precedentes, una condena de varios años de cárcel.

El líder opositor publicó hoy un vídeo en el que se mostró «orgulloso» de los que acudieron a su llamada de última hora y desafiaron al Kremlin.

«Lamentablemente, convoqué a todos al mitin y yo mismo no pude ir. Os portasteis como jabatos. Estoy orgulloso de que formemos parte del mismo movimiento. El próximo mes leeré mucho, jugaré al backgammon y dormiré. Y vosotros trabajad y luchar contra la corrupción», dijo Navalny.

Y se congratuló del éxito de la jornada de protestas, celebradas tanto en la parte europea del país como en Siberia y en ciudades situadas dentro del circulo polar ártico como Norilsk.

Según los analistas, Navalni ha decidido lanzar un órdago al Kremlin después de ser inhabilitado para poder enfrentarse a Putin en las elecciones presidenciales de marzo de 2018 tras ser condenado por estafa.

La detención de Navalni y del resto de opositores, periodistas y defensores de los derechos humanos fueron duramente condenadas por la Casa Blanca, que calificó de «pacíficas» las protestas contra la corrupción que se celebraron en numerosas ciudades de Rusia.

Mientras, la Unión Europea consideró que las detenciones suponen una violación de las «libertades fundamentales».

En respuesta, el Kremlin se negó a atender las demandas de liberación de los detenidos tras calificar de «peligroso» para la ciudadanía las protestas antigubernamentales no autorizadas y justificó las «adecuadas» acciones policiales contra «los provocadores».




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