Foto archivo El Carabobeño

Voy a extrañar su palabra precisa, su orientación, esa personalidad rectilínea que le caracterizó siempre. Monseñor Reinaldo del Prette habla con admiración, respeto y un profundo cariño del fallecido cardenal Jorge Urosa Savino, de quien fue su obispo auxiliar y de cuyas manos recibió la Arquidiócesis de Valencia.

Para del Prette, la ausencia del cardenal Urosa se notará en distintos ámbitos. «Esa palabra de claridad en el seno de las asambleas episcopales, esas yo sé que las voy a extrañar. Cuando haya debates de toda índole, sea del trabajo pastoral, de la parte política, lo vamos a extrañar, porque la claridad de monseñor era emblemática».

Monseñor del Prette define al cardenal, fallecido este jueves 23 de septiembre, como un hombre con una claridad meridiana, que iluminó siempre con su sabiduría, y que para muchos era la palabra del hermano mayor. «Eso era para nosotros en todo momento,un hermano mayor,  desde que comencé a trabajar con él, cuando llegó a Valencia y yo era sacerdote, cuando me hizo su obispo auxiliar. Con él aprendí muchísimo, como también aprendí con mi obispo monseñor Luis Eduardo Henríquez, quien me ordenó sacerdote, y luego con monseñor Urosa aprendí todos los conocimientos que me faltaban»

El actual arzobispo de Valencia define a monseñor Urosa como un hombre al que le gustaba el orden, la justicia, la verdad. «Era rectilíneo en todo y eso lo hacía ser muy exigente y como monseñor Sipols dijo, Dios lo hizo impetuoso, con un temperamento fuerte».

La acción pastoral del cardenal Jorge Urosa Savino durante los 15 años que estuvo en Valencia no pasó desapercibida. Por el contrario, para monseñor Del Prette dejó una huella imborrable, que está en la conciencia de quienes lo conocieron y trabajaron con él. De su gestión se cuentan iglesias, casas parroquiales, pero la más emblemática fue el Seminario de Valencia, a la que le puso «alma, vida y corazón».

Frescos están en la memoria del actual arzobispo aquellos días en los que, recién llegado a Valencia, monseñor Urosa comenzó a notar que los niños de las zonas populares tenían el cabello rojo. «Mira catire ese pelo como un cerro prendío, eso significa desnutrición, la gente de las zonas populares está pasando hambre». Unos dos años después de su llegada a la Arquidiócesis, Urosa gestionó a través de Cáritas los alimentos para los pequeños. Creó las ollas solidarias y fundó comedores en los barrios de la ciudad para alimentar a los más pequeños.

Los carabobeños le dimos muchas satisfacciones a monseñor Urosa. Lo asegura Del Prette con convicción. Recuerda como siempre hablaba de sus inolvidables 15 años en Valencia, donde se sintió más que en casa. Era un cariño que manifestaba siempre, porque los carabobeños lo acogieron como el pastor que era. «El supo calibrar aquí su calidad humana, espiritual y pastoral y por eso se sintió siempre muy agradado entre nosotros».

Foto archivo El Carabobeño

Hace dos meses fue la última visita del cardenal a Valencia. Vino para asistir a la misa por el Bicentenario de la Batalla de Carabobo.  Monseñor del Prette quería recrear la celebración de los 150 años de la gesta independentista, cuando aún era seminarista y asistió a la misa en la que participaron monseñor Alí Lebrún y los obispos de todo el país. La pandemia se lo impidió, pero aún así asistieron dos cardenales y cinco obispos.

Al terminar la misa, monseñor Urosa decidió retornar a Caracas. No quiso participar en el almuerzo organizado, pese a que le hubiese encantado ver la casona donde pasó tantos años. «Se fue por temor a la COVID».

En su cumpleaños 79 años, el 28 de agosto, ya enterado de su contagio, monseñor Urosa dictó una carta que posteriormente se hizo pública y que Del Prette califica como un acto de fe. «Fue como un resumen de su vida que centró en el amor a Cristo, a la Iglesia, a los venezolanos y a Venezuela».

Aún monseñor Del Prette no tiene certeza de qué homenajes le rendirán a su antecesor en Valencia. Quizás una misa y otras actividades que aún organizan.

Foto archivo El Carabobeño

Yo sí sé quién era

 

JORGE UROSA, EL CARDENAL?
Yo sí séquien era!

Era un hombre hecho para poner orden.

Tenía una obsesión por la verdad.

Amó a Jesucristo de manera ejemplarizante.

Pobre y humilde en su vida personal al estilo de Cristo.

Excelente sacerdote.

Dios lo hizo impetuoso.

Desarrolló una exquisita cortesía con todos.

Muy exigente, siempre por el celo del orden, la excelencia del trabajo y la verdad.

Un hombre fiel, íntegro, excelente, un buen venezolano, de esos que hacen tanta falta hoy.

Amó a los pobres sinceramente.

Cuidó a la Iglesia como un buen esposo.

Ahora rinde cuentas al Pastor Supremo.

Y estoy muy seguro de que se le da una muy buena calificación, una así como suena esta:
SIERVO BUENO Y FIEL, PASA AL GOZO DE TU SEÑOR!

Mons Roberto Sipols SJC.

Nueve días de duelo

Un decreto emitido por el cardenal Baltazar Porras instruye a guardar 9 días de duelo en el territorio de la Arquidiócesis de Caracas.  Los restos serán trasladados a la Iglesia Catedral Metropolitana Santa Ana donde serán depositados en el panteón arzobispal, este viernes 24 de septiembre.

Se celebrarán las misas por el cardenal difunto durante 9 días seguidos en Caracas. Además, a las 12:00 del mediodía, las iglesias doblarán las campanas en señal de duelo durante los siguientes 3 días.




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