asesinado
(Foto Armando Díaz)

«Ya se fueron papá» decía una niña de nueve años a su padrastro segundos antes de que unos antisociales le dispararan en la cabeza.

La niña murió en el acto. Ella pensó que los dos delincuentes que se metieron a la casa en horas de la noche habían dejado la propiedad, pero no se percató de que continuaban ahí, muy cerca de ella.

Los familiares lloraban en una acera de la morgue de Valencia la perdida de la menor. Cursaba 2do grado y presentaba problemas de aprendizaje. La casa en la que habitaban queda en la calle Bolívar, en el sector Colinas de la Guacamaya, municipio Miguel Peña.

Todo era muy confuso, pero a los familiares les quedaba claro quien pudo ser el autor intelectual del crimen.

La tía y la madre de la victima acusaban a una mujer para la que esta última trabajó como cuidadora de casa. «Hace una semana vivía allá y cuidaba la vivienda, pero se metieron a robar y se llevaron unas bombonas de gas. La dueña cree que fui yo la que organizó todo y me amenazó», expresó la madre, quien ademas recordó que la mujer le advirtió sobre la posible muerte de su hija, porque sabía que tenía dos menores de edad.

El padrastro de la víctima fue agredido con una de las armas de fuego. Los delincuentes le propinaron un cachazo que lo llevó directamente al suelo. Los maleantes pedían a gritos que todos se colocaran boca a abajo y no los miraran. Unos estaban sobre las camas y otros en el suelo atemorizados ante el amedrentamiento.

La casa quedó desordenada, pero no se llevaron nada, lo que descartaba la opción de robo y podría reafirmar la teoría de una supuesta venganza. La madre de la pequeña recuerda que las armas que vio en las manos de los asesinos de su hija eran una 9 mm y una escopeta.

Entre el dolor y la angustia de lo sucedido, los familiares denunciaron el caso ante las autoridades, quienes han desplegado su equipo de funcionarios para investigar el hecho. Una vez que entreguen el cuerpo de la menor procederán a enterrarla en San Diego.

Arma de Fuego

Una pistola de calibre desconocido se alzaba en medio de la noche. Un chispazo advirtió Eduard Guerra que quizás ese sería su último recuerdo y así lo fue porque el letal proyectil le cercenó la vida mientras transitaba por la vía publica en el barrio La Florida, sector El Placer a las 3:00 a.m




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