¡Cómo salta a borbotones el alma venezolana, al sentir la invitación del arpa criolla, del cuatro y las maracas, cuando el sentimiento vibra, cuando en lo alto titilan, milenarias, las estrellas; cuando en el escenario abierto del llano, aun si lo imaginamos, irrumpe en espectáculo colorido, la salida silenciosa del sol de los venados. Se alista nuestra consciencia musical. Todo ya esta en expectativa para que se sueltan en bandadas las emociones, tras el clamor libre, a pulmón abierto, de un sólido grito emocional: ¡Aaaaayyyy, pajarillo, pajarillo! ¡Todo ocurre en un sólido momento, cuando la libertad se transfigura en ave mitológica, y vuela a posarse en el alma de cada palma, de la integridad del llano!

Estamos ante la presencia y forma de una de las más intensas expresiones de la música popular venezolana, adherida totalmente a la memoria histórica y el gentilicio. Es espíritu sutil, es verso tierno, es métrica impecable, es intensidad eólica, es cantar a los dominios del recuerdo, es visitar la riqueza del horizonte llanero… Disfrutemos la profundidad de esta interpretación de un típico “pajarillo” llanero. El «Pajarillo», es pieza depurada del folclore colombo-venezolano, una variedad de “golpe” de joropo llanero, con el que mejor se aprecia el virtuosismo de los ejecutantes, dada su gran velocidad y fogosidad. Es, tal vez, la pieza preferida por los músicos llaneros, y con la que se alcanza la máxima intensidad musical del Joropo. El cantador da inicio con un grito sostenido, denominado “tañío” o «leco», que refleja el llano abierto y los gritos de vaqueros al reunir o desplazar el ganado en las sabanas. La buena afinación, pureza y fuerza, sostenidas por el cantador, anuncian la calidad y pretensiones del solista.

(Letra del “Pajarillo”):

“Pajarillo, pajarillo, vuela si quieres volar. Yo te recorté las alas para verte caminar. Me dijiste que eras libre, como una palma en el llano. Si la palma fuera libre, no la picara el gusano, no la tremolara el viento, ni la quemara el verano. A mí me pueden llamar trueno, relámpago, rayo; si me pega buena brisa, vuelo más que un papagayo. Yo soy el que anda de noche allá por el vecindario, y sé cuándo ladra el perro, y sé cuándo canta el gallo, y sé cuándo están dormidos los muchachos de mi barrio. ¡Aaaaayyyy…! Pajarillo, pajarillo, que vuelas por mi rivera, por qué no vuelas ahora, que llegó la primavera,…” 




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