Como todo el mundo sabe, el pasado 15 de abril se realizó en la ciudad de Lima, en Perú, “la Cumbre de las Américas”, una reunión de los gobernadores de los países americanos para tratar temas diplomáticos y comerciales de importancia a nivel continental. Participaron 35 estados independientes americanos y democráticos, con excepción del representante de Venezuela, Nicolás Maduro, del representante boliviano Evo Morales y de Raúl Castro, considerados “no democráticos”.

Ahora bien, frente a esa decisión, impuesta por el mismo presidente peruano, la reacción de Maduro fue la siguiente: «No tiene ninguna importancia el hecho de que no me hayan invitado, porque para mi, participar a la Cumbre de las Américas no es absolutamente prioritario».  Viendo esa respuesta ciertamente intransigente e inoportuna, como no va a ser prioritario participar a una reunión en la cual participa América entera. Se me ocurrió la parodia de la famosa novela del más grande fabulista griego de la antiguedad, Esopo ( V siglo a.C), titulada justamente “La uva y el Zorro”. Léanla con cuidado y saquen sus propias conclusiones.

Un buen día, un zorro glotón y muy bribón, se acercó a una mata de parra de la cual colgaban sabrosos racimos de uva muy apetitosa que al zorro se le hizo agua la boca – Que buena y que dulce debe estar esa uva! Quiero probarla – pensó el zorro- Dió un gran salto para agarrarla, pero no alcanzó… Sin embargo no se resignó y volvió a saltar, tratando de agarrrar por lo menos un racimo …pero por lo visto …estaba demasiado alto. Cansado por los inútiles esfuerzos hechos hasta el momento, hizo un último intento pero sin resultado.

El zorro entonces enfadado y molesto se fué diciendo: – Sin duda alguna esa uva estaba verde y era ácida… y todos los animales del bosque que habían presenciado la escena…se pusieron a reir! Moraleja! Hacer como ha hecho el zorro con la uva, o sea minimizar lo que no se ha logrado conseguir, subestimar lo que no se ha podido obtener o, en última instancia, quitarle valor a la reunión a la cual el promotor no nos ha invitado, significa metaforicamente reaccionar ante una derrota, sosteniendo de no haber nunca deseado una victoria o menospreciando lo que no se había podido obtener. Rebajar y envilecer lo que uno no está en condiciones de hacer es típico de las personas presumidas y carentes de humildad! Bonita lección!

Desde Italia




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