Plan de reimpulso automotriz
Plan de reimpulso automotriz

Dayrí Blanco | @DayriBlanco07

Las ambigüedades están en cada línea del Plan de Reimpulso de la Industria Automotriz “Venezuela en Movimiento” creado por el Gobierno. Las dudas resaltan, en letras mayúsculas y sin respuestas. Lo único que queda claro después de leer los 25 artículos que conforman el decreto 2787 publicado el 27 de marzo, es que la meta del Ejecutivo es el ensamblaje de un número de vehículos que apenas representa 1,6% de la capacidad de la industria. La recuperación del sector fue una promesa que no se cumplirá.

Gilberto Troya, presidente del Sindicato de Trabajadores Automotrices de Carabobo (Sintraautomotriz) lamentó el contenido de la disposición impresa en la Gaceta Oficial  N° 41122. “Si teníamos una mínima esperanza, ya no nos queda nada”. Se trata de un programa con el que se pretende la manufactura de cinco mil 800 unidades de uso particular y dos mil 68 de carga de mercancías durante el primer año de su implementación, para un total de siete mil 868 de los 491 mil 899 que logró fabricar la industria nacional en 2007.

En el decreto no hay especificaciones. Se desconoce cuáles serán las ensambladoras que participarán y cuántas unidades podrá hacer cada una. Las expectativas productivas del Ejecutivo son repetir los números del primer año del plan en 2018 e incrementarlos a 10 mil vehículos particulares y tres mil 500 de carga en 2019, para lo que esperan generar mil 900 empleos — mil directos y 900 indirectos —, sin explicar cómo se mantendrá la nómina ya existente y que colocaba en el mercado nacional más de 40 mil unidades al mes y que tiene tres años enfrentando la peor crisis económica con salarios que no le alcanzan para comer.

No hay soluciones en el programa presentado y que depende del Ministerio de Economía y Finanzas. “Es un escrito general que no parece un plan de acción, sino más bien, un palabrerío burocrático que confunde en lugar de despejar dudas y que está destinado a fracasar si no se dan pasos contundentes y se deja de excluir a la clase trabajadora”.

REINVENCIÓN DEL FRACASO

La crisis de la industria automotriz se desencadenó como consecuencia del control cambiario instaurado en el país en 2003. Desde ese momento las firmas comenzaron a ver reducidas sus posibilidades de adquisición de materia prima a sus casas matrices en el exterior. Pero en 2014 se agudizó la situación con la liquidación insuficiente de los dólares necesarios. En agosto de ese año fue la última vez que el Gobierno le adjudicó a la industria un monto que aún no ha pagado a los proveedores internacionales. Esa es la raíz del problema.

Con el nuevo plan no se dan garantías de resolver las trabas cambiarias. El artículo 2 del decreto detalla que las importaciones de los componentes definidos como Régimen de Material de Ensamblaje Importado para Vehículos (MEIV) se deben hacer con recursos propios de los concesionarios o los particulares. Lo que significa una reinvención del fracaso porque el 17 de marzo de 2016, en cadena nacional, el presidente Nicolás Maduro firmó un acuerdo con representantes de las ensambladoras privadas bajo el mismo concepto y que se denominó en esa oportunidad “Plan de Reactivación del Sector Automotriz”.

En esa oportunidad no funcionó “así que esta vez tampoco lo hará”, sentenció Troya. Con ese esquema se ensamblaron en el país dos mil 849 unidades entre FCA-Chrysler, Ford Motors de Venezuela, Mack de Venezuela, Toyota e Iveco, lo que representó  0,58% de la capacidad de la industria con una caída o de 84,43% respecto a 2015, cuando se fabricaron 18 mil 300 unidades.

La mayoría de esos vehículos hechos en 2016 siguen exhibidos en los concesionarios “porque son pocos los venezolanos que tienen 15 mil dólares más ocho millones de bolívares para adquirir un vehículo familiar”.

PROGRAMA SIN SENTIDO

Las incongruencias se imponen en el decreto 2787. El artículo 3 establece que el vehículo de uso particular que se produzca bajo este esquema debe ser de un cilindrada menor o igual a dos mil centímetros cúbicos. Pero son modelos que ya no se fabrican en el país “por ejemplo, en Ford, los únicos carros que se ajustan a esas exigencias son el KA y el Fiesta Titanium, y las líneas ya no están ajustadas para esos vehículos, están obsoletos”.

Otra de las disposiciones de este plan es que en el esquema de recursos propios, de los concesionarios o particulares, deberán destinar 10% del total de los ingresos recaudados por concepto de la porción pagada en moneda extranjera a la obtención de las materias primas importadas (MEIV y fabricación de partes locales) necesarias para la producción de unidades a ser vendidas totalmente en bolívares.

Con este decreto el Gobierno lejos de estimular la producción promueve la importación. El artículo 9 explica que se otorgará excepcionalmente licencia de Importación de vehículo o motocicleta, según corresponda, a las empresas ensambladoras incluidas en el Plan de Reimpulso de la Industria Automotriz “Venezuela en Movimiento”, siempre que se trate de su propia marca o de las empresas con relación legal comprobable, modelos no ensamblados en el país, hasta por una cantidad que no exceda 30% del total de las unidades. “Es difícil entender que se hable de apalancamiento del sector automotriz local cuando el año pasado y en lo que va de año llegan a los puertos un promedio de 15 vehículos mensuales de lujo”.




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