Con retrasos transcurrió el despacho de combustible este jueves
/ Fotos: Francisco J. Figuera

Pasadas las 11:00 a.m. de este jueves, el personal sanitario que surte combustible en la redoma de Guaparo no veía moverse la cola. No fue sino hasta cerca del mediodía que empezó a avanzar un poco.

Las personas en el lugar informaron que la gandola llegó temprano y abasteció la bomba, pero desconocen el por qué de tal retraso.

Muchos iniciaron el viacrucis por el combustible a las 7:00 de la mañana de este miércoles, por lo cual ya sumaban más de 24 horas de espera, más bien 29 horas.

Unos 750 vehículos en fila india partían desde el hotel Staufer hasta las inmediaciones del restaurante Lagar El Viñedo, ingresaban por la calle 140, que conecta con el Paseo Cabriales, y llegaban hasta el elevado de El Trigal y más allá, incluso, hasta el ingreso de la avenida principal, la 90 Mañongo.

 

No obstante, no era la única cola. Por los lados del Majay, en la isla de la avenida Bolívar Norte, pero en el sentido Naguanagua-Valencia, se forman unas 15 ambulancias privadas.

Una cola de pacientes renales

Enfrente, por toda la calle 151 y hasta llegar al Paseo Cabriales, se dispuso una tercera cola, la de los pacientes renales, que sumaban unos 90.

El número 30 de la cola, un señor de poco más de 60 años, dijo que el martes pasado se organizaron para obtener los puestos que hoy conservaron. A lo largo de la cuarentena los conductores con este padecimiento se lograron ganar el apoyo de los militares que custodian la intersección con la avenida Bolívar Norte, debido al orden y civismo mostrados, por lo cual les permiten llenar 20 litros cada ocho días.

Así las cosas, se abastecen de a treinta por jornada: “A veces pasan a algunos más, diez o 15. El resto debe renovar la lista con las autoridades, en el orden en que quedaron, para ser los próximos en llenar”.

El estrés pasa factura

Pero esta situación representa mucho trajín y, aunque no ha visto a nadie colapsar o desvanecerse en la cola, resaltó que el estrés, el calor y las horas de espera pasan factura. Él llevaba nada menos que siete horas en cola, desde las 4:00 a.m, y aún no se había movido un milímetro. “Cuando esto empiece a rodar, pasarán como a diez del personal médico, una ambulancia y a tres pacientes en cada tanda”. Asegura que así es la dinámica en la zona.

No hubo gas en Paramacay

Por los lados de San Diego, la bomba Castillito sólo quedó para dispensar gas a los vehículos con sistema dual. Bajo esta modalidad también trabajan las bombas Michelena y Lara II, ambas cercanas a la avenida Branger en el municipio Valencia, que esta mañana presentaban colas de escasa magnitud.

Por el contrario, la bomba Paramacay no despachó, aunque venía funcionando desde hace unas semanas para los vehículos adaptados. Hoy, sus surtidores estaban desactivados. Nadie supo explicar la razón, aunque hubo quienes decían que el gas se había acabado.

No obstante, se sabe que ese gas procede de los ramales de gasoductos que parten de la planta de llenado de Pdvsa Yagua y se distribuyen hacia cada bomba. Resulta imposible que el gas se acabe a menos que haya irregularidades en el origen. En ese caso, todas las bombas de la Gran Valencia quedarían sin el combustible y éste no fue el caso.

Normalidad en el despacho

La bomba del Big Low sí trabajo desde temprano para el sector de telecomunicaciones y prestó apoyo, este jueves, al de los alimentos y a alguno que otro carro de alcaldías, de instituciones y policiales.

La estación de servicio La Isabelica, ubicada en las inmediaciones del estadio José Bernardo Pérez, atendió a las patrullas y motos rotuladas de los cuerpos policiales como acostumbra, aunque hoy presentó una cola más escasa.

Con retrasos transcurrió el despacho de combustible este jueves

La razón que alegó el comandante de este punto es que, este miércoles, se habilitó la bomba El Prado para surtir los vehículos de la Policía de Carabobo, por lo que este jueves no estaban en el lugar. Sí había un grupo de siete ambulancias a las que se les prestó el apoyo, porque con tan escasa gasolina no alcanzaban a llegar a Guaparo.

En Naguanagua, la bomba La Granja, en la avenida 181 Valencia, atendió a funcionarios públicos, policiales, trabajadores de los servicios básicos (aseo y agua potable). La cola lucía más escasa que en jornadas previas.

Hasta la cola de los particulares estaba muy mermada, pues solo se contaba una docena de ellos en la calle 179 Paseo Valencia, donde se ubica el centro comercial Omni Centro.

Señalan algunas fuentes que El Prado dispensó gasoil con normalidad y que en la Encrucijada de Carabobo, donde hubo una situación irregular el martes, la situación estuvo diferente, aunque sí había gran cantidad de vehículos, entre ellos, muchos motorizados de la zona recibiendo el carburante.




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