El de Iván Aular es un llamado de auxilio. Desde 2016 batalla contra el cáncer, pero durante los últimos meses, ante la falta de atención en el Hospital Oncológico Miguel Pérez Carreño, en Naguanagua, su salud se ha visto notablemente deteriorada: el carcinoma nasal izquierdo que padece creció hasta convertirse en una gran protuberancia que compromete su vista.
Para mayo tenía pautada una cirugía de urgencia que fue aplazada. Desde marzo los quirófanos de ese hospital están cerrados debido a restricciones derivadas de la pandemia de COVID-19 y hasta la fecha no han retomado sus operaciones, dejando a Iván y a decenas de pacientes a su suerte.
En enero, con la ayuda de varias personas, logró hacerse un ciclo de quimioterapia y radioterapia que necesitaba. Esa fue la última vez que pudo acceder al tratamiento, ya que no cuenta con los recursos económicos para asistir a un centro de salud privado y en los públicos no hay dotación de medicamentos.
“No solamente yo, sino muchos otros pacientes que están a la espera por operación y tratamiento, porque todo eso se encuentra paralizado”, denunció Iván, quien además sufre de paraplejía de miembros inferiores. “Es injusto que un servicio tan importante para nosotros, los pacientes de una enfermedad que no espera por nada ni nadie y que avanza cada día, esté paralizado”.
Iván conoce bien las carencias del hospital al que asistía en Naguanagua y le preocupa la situación: los pacientes del también conocido como Oncológico Pérez Carreño requieren suministro de medicamentos, atención médica, reactivación de los quirófanos, dotación en el área de emergencia y que las consultas sean más continuas, no únicamente un día a la semana, como se realizan actualmente.
“Este llamado no es una denuncia hacia las enfermeras y los doctores, ya que ellos hacen mucho con lo poco que tienen”, aclaró Iván. Su mensaje fue dirigido a las autoridades de la Gobernación de Carabobo y a la Alcaldía. “Por favor, atiendan este llamado de ayuda, los pacientes están perdiendo mucho tiempo”.
En Carabobo las personas con cáncer están desatendidas y sin acceso a la salud en instituciones públicas. Las unidades oncológicas en al menos tres centros asistenciales de la entidad, e incluso el Hospital Oncológico Miguel Pérez Carreño, se encuentran cerradas o parcialmente operativas por falta de insumos, medicamentos, equipos de diagnóstico y personal.
Así lo alertó la presidenta de la Fundación de Lucha contra el Cáncer de Mama en Carabobo (Funcamama), Luisa Rodríguez Táriba, quien señaló a El Carabobeño que la desinversión en materia sanitaria es cada vez más evidente. “No sabemos qué se hizo con tanto dinero que se invirtió en salud y que no llegó a la comunidad”.
En el área quirúrgica de la Ciudad Hospitalaria Enrique Tejera (CHET), en Valencia, fueron suspendidas todas las operaciones relacionadas con cáncer de mama debido a la llegada de la pandemia, ya que son cirugías electivas, expuso la vocera de Funcamama. Antes de marzo se realizaban menos de 10 intervenciones semanales a pacientes oncológicas, lo cual era insuficiente.
La unidad de quimioterapia de adultos del Hospital Universitario Ángel Larralde (HUAL), en Naguanagua, tiene más de tres años cerrada. “Empezaron una remodelación que nunca terminaron, hasta que se quedaron sin personal. Están aplicando a algunas personas quimioterapia en la unidad de oncología pediátrica, cosa que no debería suceder”.
En cuanto al Oncológico Pérez Carreño, que es la unidad bandera para la región Centro Occidental en materia y diagnóstico y tratamiento del cáncer, le queda solo un oncólogo tratante en el área de quimioterapia.
“En el área de radioterapia y medicina nuclear del oncológico es terrible lo que estamos viviendo, porque el aparato para hacer las radioterapias está paralizado desde 2016”, detalló. “No hay reactivos para hacer el gammagrama óseo, no hay tomógrafo y el que teníamos en tiene más de 10 años inoperativo”.
