De acuerdo a la RAE, “vergüenza” es esa turbación de ánimo ocasionada por una falta cometida o por una acción deshonrosa.   A tal propósito recuerdo que cuando muchacho, con frecuencia se oía una frase como esa: ¿Y a ud no le da vergüenza lo que hizo? Pues hoy día, esta frase está completamente en desuso y yo pienso que lo está porque la respuesta “lógica”(permitanme poner el término  entre comillas) y¸en cierta forma insolente a esa pregunta inquisitoria, con toda seguridad sería la siguiente: ¿y porqué me tiene que dar vergüenza?

Vergüenza” entonces, es esa turbación de ánimo  que uno tiene  – mejor dicho que  debería tener – cuando ha cometido algo malo, algo que su conciencia debería reprocharle, pero hoy día es un término obsoleto que ya no pertenece a la jerga corriente. En otras palabras la gente, desde el mundo de la economía y de la política hasta llegar a nuestro comportamiento cotidiano, no se avergüenza más y ha vulgarmente prostituido sus principios anteponiendo  el interés y la ambición de mando a la honestidad  y a esas normas de la moralidad.

En la mayoría de los casos muchas personas   –   y en eso nuestros gobernantes son sobresalientes  –  ni siquiera dan señales de arrepentimiento por las faltas en las cuales  han incurrido o por las acciones deshonestas cometidas, sino que tienen el desplante de mentir descaradamente, primero en público y luego con ellos mismos, sofocando cualquier inquietud que pudiese surgir o cualquier remordimiento de conciencia. Y así, en este mundo moderno donde el dinero y los cargos de preminencia  han suplantado los valores morales, es tristemente normal ver a tantas “caras duras” ocupando posiciones sociales y políticas de privilegio y, al mismo tiempo ser consideradas como personas importantes y merecedores de aprecio. Es una forma de servilismo vergonzoso porque no puedo pensar que las tantas operaciones ilícitas realizadas por esos “sinvergüenzas”, sin disimulo y sin ninguna reticencia, no sean del conocimiento general. Hay mas, la degradación moral  en la cual vivimos y la poca importancia que se le da hoy en día a los valores auténticos de la vida, han llegado a tal extremo que el que no se aproveche de la situación, montándose en  el carro del vencedor, muchas veces de ese vencedor que hasta ayer había adversado y duramente criticado   –     espero que nadie se sienta aludido  –   para ocupar posiciones de mando y para ganar dinero en forma dehonesta, es considerado  por la mayoría como un “pobre pendejo”.

Definitivamente y como canta Enrique  Santos  Discepolo en su famoso tango Cambalache, …”hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador….palabras que eran actuales en el quinientoseis  y, lamentablemente  lo siguen siendo en el dos mil dieciocho también! Si hacemos algo mal, entonces, vamos a tratar por lo menos de “tener vergüenza” de nosotros mismos! No es un acto de debilidad, sino un gesto de nobleza de ánimo, sería una extraordinaria manifestación de hombría!

Desde Italia  –  Paolo  Montanari Tigri

 




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