Venezuela está en ruinas. Totalmente destruida por quienes desde hace 20 años asumieron el poder a través del voto popular, pero precedido por un golpe de Estado fallido en su misión de derrocar a un presidente legítimamente seleccionado por los parámetros electorales establecidos en la Carta Magna vigente para la época, la constitución de 1961, pero no en su afán de llegar al poder por cualquier medio para trastocar los cimientos democráticos e imponer poco a poco y mediante el asesoramiento de Fidel Castro el modelo político económico  comunista establecido en Cuba, el cual  en dos  décadas ha logrado su objetivo primordial, destruir al país mediante el accionar de políticas públicas económicas  retrogradas e incoherentes con el discurso oficialista que asegura que los revolucionarios trabajan en pro de convertir a esta nación en una potencia independiente y soberana.

Falaz  aseveración,  por cuanto Hugo Chávez configuró la destrucción de Venezuela concretada por Nicolás Maduro, cuando con su prepotencia,  aires de grandeza y visión anárquica del poder expropió empresas altamente productivas, nacionalizó y estatizó otras y despidió a más de 20 mil trabajadores calificados de PDVSA  por el simple hecho de haber paralizado a esta industria en protesta por su politización y porque vislumbraron que los socialistas no la manejarían  por medio de  la meritocracia ni a través de la productividad y desempeño laboral, sino mediante la corrupción administrativa y el clientelismo político.

Manifestación que fue acertada, por cuanto 20 años después de esa huelga, PDVSA está quebrada.  “Inviable, desde el punto de vista financiero y productivo”, según el economista José Guerra, diputado a la Asamblea  Nacional. Prueba de esto, es que en 1998 producía 2 millones 800 mil barriles diarios de petróleo y sólo 700 mil barriles diarios en 2018.

El ex presidente Chávez se indigestó de  poder  y en vez de aprovechar el boom petrolero habido durante sus primeros años de mandato,  entre 1999 y 2013, para invertir en todas las áreas del quehacer humano, así como  en el mantenimiento de la infraestructura de todos los servicios públicos requeridos para garantizar la calidad de vida del venezolano, lo que hizo fue quintuplicar la deuda externa hasta alcanzar los 150 mil millones de dólares, al endeudarse con préstamos de Rusia y China y emitir bonos soberanos, muchos de los cuales provenientes de Petróleos de Venezuela, por el orden de 62 mil millones de dólares.

Deuda externa hoy impagables, porque  el Estado Empresario e Interventor creado por Hugo Chávez quebró el sector empresarial, colapsó el suministro de todos los servicios públicos  y, por ende,  arruinó el país en todas sus dimensiones, porque además de aniquilarlo económicamente también  vulnera  la soberanía nacional al entregarle a los cubanos enviados  por Fidel Castro, a través de convenios oscuros, el control de áreas estratégicas que deberían  manejarse solamente por venezolanos probos y capaces, como los puertos, los puentes, los aeropuertos,  el sector de las comunicaciones, el servicio de identificación y extranjería, además del sector militar, entre otros de gran interés para el desarrollo nacional. 500 mil empresas cerradas y 700 expropiadas conforman el resultado de las políticas socialistas nefastas implantadas por  Hugo Chávez y Nicolás Maduro durante sus mandatos, los cuales, de acuerdo con la opinión de varios investigadores sociales únicamente han servido para acabar con la cuarta posición que Venezuela tenía como nación más rica del mundo y ubicarla en la actualidad como uno de los países más miserables de la región latinoamericana y del mundo.    “Para 1950, mientras el resto del mundo trataba de recuperarse de la Segunda Guerra Mundial, Venezuela tenía el cuarto Producto Interno Bruto del más rico del mundo. El país era dos veces más rico que Chile; cuatro veces más rico que Japón y 12 veces más rico que China”, de acuerdo con  World Economic Forum.

Actualmente,  sus gobernantes, propulsores del Socialismo del Siglo XXI,  han llevado a la nación a la  ruina. 12 mil 700 industrias privadas tenía Venezuela cuando Chávez asumió el poder en 1999 y en estos momentos solo quedan como 3 mil operando solo con el 30 por ciento de su capacidad instalada, cifra que podría disminuir drásticamente porque los pronósticos de la directiva de Conoindustria es que diariamente cierran 50 empresas y están en riesgo de cerrar para finales de este año, otras 18 mil empresas,  debido al deterioro de la economía, la incertidumbre política y el colapso de los servicios públicos, especialmente el  eléctrico, pues la Corpoelec ha dado muestras de total ineficacia en su misión de alumbrar al país, gracias a que sus ingresos no cubren ni el 20 por ciento de sus gastos de funcionamiento, mientras las hidrológicas no cuentan con una partida para invertir en la construcción y el mantenimiento de una infraestructura hídrica idónea para el  almacenamiento, el tratamiento y la distribución del agua potable. En consecuencia, los venezolanos no tienen garantizado el suministro de electricidad ni de agua potable. Tampoco el de gas ni el de la recolección y disposición final de los desechos sólidos.

Prácticamente, los venezolanos no disfrutan de ningún  servicio  público prestado con calidad por distintas dependencias del Estado,  aunque en otrora eran efectivos y ofrecidos por la administración privada con calidad  comprobada. Cantv perdió su brújula gerencial desde que el ex presidente Chávez la estatizó en 2007. Desde este año se inició su decadencia prestacional y hoy prácticamente, la mayoría de los hogares de Venezuela tienen dañada su línea telefónica o no cuentan con el servicio de internet por el robo de cables y fibra óptica, delito que no ha sido atacado con severidad por los funcionarios de los cuerpos de seguridad del Estado por la falta de agentes uniformados y de patrullas.

En este Socialismo del Siglo XXI falta de todo. Únicamente abunda la tristeza, la agonía y la desesperación  de la población por encontrar un medicamento necesario para atacar un padecimiento físico o mental, así como el dinero en efectivo para adquirir a menor precio los alimentos y productos de higiene personal y del hogar. Realidades que anulan por completo la prestancia internacional tenida por Venezuela durante años. En 1970, la economía venezolana era considerada y ubicada en el décimo lugar como la más libre del planeta, mientras que en 2014 el lugar 159 en el mundo, de acuerdo con los datos encontrados en el Fraser Institute. Actualmente sobresale, según Transparencia Internacional, como uno de los países más corruptos del mundo. Tanto así que lo comparan con el régimen de Cuba y lo superan,

 

 




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.