Entrada del ambulatorio es un desborde de maleza

Una maleza desbordada por ambos lados de la calle es la antesala a la fachada del ambulatorio Bucaral II, en Rafael Urdaneta, dónde a pesar de las evidentes fallas de infraestructura e higiene, se mantiene un punto de vacunación masivo en la entidad.

Dos filas de personas, dispuestas de forma paralela al monte sin cortar, se extendían a lo largo de la institución médica, con la esperanza de recibir la dosis de la vacuna contra la COVID 19, Sinopharm. En una de las colas estaban los adultos mayores, a la intemperie, a pesar del sol de las 10:00 de la mañana y el mal olor de las aguas residuales del lugar, desbordadas a pocos metros de los pacientes.

Leonardo Ollarves, trabajador de seguridad de Bucaral ll, relató que muchas veces los médicos tienen que pedirle a los pacientes y familiares los insumos más sencillos, pero indispensables para cualquier procedimiento médico. «Yo se que es así es en todas partes, no solo aquí en Bucaral II , pero muchas veces uno tiene que pedirle al usuario que traiga inyectadoras y guantes. Estamos trabajando con las uñas».

Además, Ollarves pidió a las autoridades locales a que envíen un emisario para constatar la grave crisis que padecen, pues además de los insumos, aseguró que tienen un severo problema de mantenimiento de la infraestructura, así como de alumbrado externo.

Trabajadores no poseen  kits de bioseguridad

Williams Martínez, presidente de la ONG Primero Rafael Urdaneta, denunció que en ese ambulatorio los trabajadores de la salud no poseen equipos de bioseguridad para la aplicación de las vacunas, por lo que los expone a un alto riesgo de contagio. «Tienen un solo tapabocas. La mayoría no tienen la mascarilla protectora de plástico, además de no usar antibacterial».

trabajadores no poseen kits de bioseguridad

Martínez hizo un llamado a la Gobernación de Carabobo para que atienda el problema de la bioseguridad, «para que ellos puedan continuar realizando su labor, de manera protegida».

Martínez destacó la entrega y compromiso del personal de salud y trabajadores del ambulatorio Bucaral II, también conocido como «El Hospitalito», donde a pesar de la falta de condiciones hacen una excelente labor para la comunidad.




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