El presidente de EE.UU., Donald Trump, afirmó este viernes que ordenó matar al poderoso comandante de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución iraní, Qasem Soleimaní, para «parar una guerra, no para comenzarla».
«Actuamos la pasada noche para parar una guerra. No actuamos para iniciar una guerra», dijo Trump, que compareció por sorpresa ante la prensa desde su club privado de Mar-a-Lago, en West Palm Beach (Florida).
«No buscamos un cambio de régimen. Sin embargo, las agresiones del régimen iraní en la región, incluido el uso de combatientes para desestabilizar a sus vecinos, debe terminar y debe terminar ahora», enfatizó el mandatario en su primera declaración televisada desde la muerte de Soleimaní.
A pesar de sus palabras para rebajar la tensión, el mandatario avisó que está preparado para «tomar cualquier acción que sea necesaria» con respecto a Irán.
«EE.UU. tiene de lejos el mejor ejército del mundo, tenemos la mejor inteligencia del mundo. Si los estadounidenses en cualquier lugar son amenazados, ya tenemos objetivos identificados. Y estoy listo y preparado para tomar cualquier acción que sea necesaria, y eso se refiere en particular a Irán», avisó.
Sin ofrecer ninguna prueba, Trump aseguró que Soleimaní estaba planeando «ataques inminentes y siniestros» contra militares y diplomáticos estadounidenses.
«Soleimaní hizo de la muerte de personas inocentes una pasión enfermiza, contribuyendo a complots terroristas tan lejos como en Nueva Delhi o Londres», afirmó Trump, que aseguró que el comandante iraní «había perpetrado actos de terror para desestabilizar Oriente Medio en los últimos 20 años».
«Lo que hicimos ayer debería haberse hecho hace mucho tiempo, muchas vidas se habrían salvado», remarcó, en una crítica velada a sus antecesores en la Casa Blanca.
EFE