La reelección del presidente Nicolás Maduro abre un escenario de mayor aislamiento, profundización de la crisis económica y conflictividad en Venezuela, según analistas.

Pero aunque el margen de maniobra del mandatario se estrechará, su permanencia en el poder no parece amenazada por ahora.

Aislamiento

Alineados con la oposición, Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y el Grupo de Lima desconocen los resultados.

En represalia por la reelección de Maduro, Washington limitó la venta de deuda -incluidas las cuentas por cobrar- y activos públicos venezolanos en su territorio.

Mientras, el Grupo de Lima (Canadá y 13 países latinoamericanos) reducirá el nivel de sus relaciones y bloqueará fondos internacionales a Caracas. La UE ya sancionó a siete altos cargos y promete ajustar sus acciones.

«La consecuencia inmediata será un mayor aislamiento, incluidas probables sanciones selectivas de Estados Unidos y de la UE», sostiene Eurasia Group.

Washington ya sancionó a unos 60 jerarcas, incluido Maduro, y prohibió a sus ciudadanos negociar deuda de Venezuela tras ser declarada en default parcial en 2017.

Maduro, cuyo país detenta las mayores reservas petroleras, tiene como principales aliados a Rusia, China y Cuba y mantiene buenas relaciones con Irán.

Capacidad minada

Venezuela está sumida en una severa crisis con escasez de todo tipo de bienes básicos y una infraestructura de servicios colapsada.

El PIB se contrajo 45% desde 2013, la inflación cerraría este año en 13.800% ,según el FMI, y la deuda externa asciende a 150 mil millones de dólares (con 10.000 millones en reservas).

Todo ello con un agravante, la producción de crudo, que aporta 96% de los ingresos, cayó a su peor nivel en tres décadas (1,5 millones de barriles diarios), por lo que el país no disfruta del repunte del precio del petróleo.

El aislamiento y la crisis «seguirán minando la capacidad de Maduro para proteger los privilegios» de actores clave (como los militares), lo que dificultará su permanencia en el poder, estima Eurasia.

Las sanciones estadounidenses dificultan el acceso a financiamiento externo y complican las importaciones.

Estados Unidos, destino de un tercio del crudo venezolano, no descarta un embargo petrolero, medida que sin embargo podría esperar ante el impacto que tendría en el precio de la gasolina en ese país, según Eurasia.

Los picos de servicio de deuda se concentran en los próximos cuatro años y promedian unos 10.000 millones de dólares anuales, según expertos.

– Radicalización –

La reelección de Maduro estuvo marcada por una abstención de 54%, impulsada por la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

«El gobierno está con un apoyo interno mucho más débil en sus propias bases», descontentas por la crisis», sostiene el politólogo Michael Penfold.

La gestión del gobernante socialista es rechazada por tres cuartas partes de los venezolanos, según encuestas, y la pérdida de terreno en los comicios podría alentar una reunificación de sus adversarios, hoy divididos.

Esto «le pone más presión», opina el analista John Magdaleno.

Las grietas en la MUD se ahondaron por la decisión de uno de sus dirigentes, Henri Falcón, de enfrentar a Maduro en las urnas.

La MUD ha intentado sin éxito superar sus peleas internas y reactivar la protesta, que tuvo un punto culminante en 2017 con movilizaciones que dejaron unos 125 muertos en cuatro meses.

«Si no se produce una fractura en la coalición dominante, la probabilidad de un transición a la democracia es baja», sostiene Magdaleno.

Así, la conflictividad política y social podría aumentar. El gobierno desconoce al Parlamento, único poder que controla la oposición, que este lunes rechazó un diálogo.

«Lo que viene es un escenario de confrontación más radical», considera Jesús Seguías, director de la encuestadora Datincorp, para quien sin embargo «una rebelión social no es nada fácil».

Eurasia estima que Maduro tendría dificultades para continuar en el poder más allá de 2019, pero los analistas locales se han acostumbrado a no ponerle fecha de caducidad.




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