El hermoso árbol constituye un gran atractivo floral. (Foto cortesía).

Tras la aprobación del decreto del Presidente venezolano en 1948, Rómulo Gallegos, el 29 de mayo el Araguaney fue declaro Árbol Nacional. La especia autóctona también conocida como: roble amarillo, conjuga extrema belleza, colorido y frondosidad.

En los llanos venezolanos, zona semiárida donde crece fácilmente, deja vistosas alfombras de flores amarillas, durante los primeros meses del año, caracterizados por ser más secos y calurosos.

«El Araguaney es un esplendoroso árbol cuyo nombre es de procedencia indígena y significa voz de oro, lo denominaron así para expresar y describir su incomparable hermosura», sostuvo Leonardo Ruíz Tirado, miembro de la Red Nacional de Escritores de Venezuela.

Como una sublime creación de Dios que engalana sus paisajes y es parte de la naturaleza venezolana, así lo describió este escritor barinés.

«La mayor parte del año es verde, quizás pase inadvertido muchas veces, pero cuando florece se viste de amarillo y se roba la mirada hasta del más distraído transeúnte», agregó.

De mediano tamaño que crece entre 6 y 12 metros, el Araguaney es un árbol cuyo tronco puede permanecer derecho o torcido. Aunque presenta un lento crecimiento es de fácil reproducción y tiene una larga existencia. Su nombre es sinónimo de identidad nacional. (Fuente: radiomundial.com.ve)




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