La construcción de ambientes libres de ruido, es una acción individual y colectiva. Todos podemos participar con la finalidad de mantener nuestros oídos alejados de los factores de riesgo, y a nuestro ser, al margen de situaciones estresantes que comprometen la salud física y mental. En las grandes ciudades, en nuestro ambiente laboral, en el hogar, hasta en nuestro auto, podemos contribuir a reducir el ruido, contaminante invisible que tanto daño nos estresa e impacta la calidad de vida.

Con esta serie de artículos del mes de abril, pretendemos involucrarnos todos en la Campaña internacional de concienciación sobre el ruido que hace más de 20 años se celebra en abril, para promover en el ámbito internacional el cuidado del ambiente acústico, la conservación de la audición y la concienciación sobre las molestias y daños que generan los ruidos.

Por eso hemos querido compartir algunas líneas sobre el mecanismo mediante el cual el ruido nos produce daño. Lee con atención y coméntalo a tus familiares y amigos, así, iremos contagiándonos todos “del virus de la salud auditiva”:

La pérdida de la audición inducida por ruido ocurre con el paso de los años y es causada por una exposición continuada.

El daño se da en tres etapas. En la primera etapa, las células sensoriales de la cóclea, órgano de la audición, mueren por la “agresión” del ruido; estas células no se regeneran y son reemplazadas por tejido cicatricial. El daño a la audición pasa inadvertido en estudios convencionales.

En una segunda etapa, sucede la pérdida auditiva en las frecuencias altas; por lo que afecta la comprensión de las palabras. Ya el daño se detecta en estudios audiométricos habituales. Con la exposición continua la pérdida se extiende a los tonos medios y bajos que son necesarios para la comprensión auditiva del lenguaje. En este punto, se llega a la tercera fase, en la que el paciente se hace consciente del problema y busca atención médica. Desafortunadamente la afectación ya es irreversible e impacta en la comunicación y disfrute de los sonidos.

Ahora que sabes la manera como los ruidos afectan la audición, atrévete a compartir la información y conviértete en agente multiplicador. Y si usas audífonos recreativos o frecuentas ambientes ruidosos como bares, discotecas, conciertos, ¿Vas a seguir exponiendo tu audición sin la debida protección? ¿Asumes el riesgo de dañar tu audición y auto-gestionarte tu sordera? Y Si continúas exponiéndote, ya no será por desconocimiento ¿Lo harás por moda? ¿por placer?

Asume la responsabilidad de cuidar tu audición. Evita someter a tu audición a situaciones extremas que le están produciendo daño progresivo que se traducirá en hipoacusia y tinnitus.  

El ruido no lo hacen solo los demás, sino que lo hacemos todos. ¡Todos debemos silenciarlo!




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