El espectáculo se presentará en París hasta el 11 de enero. (Foto Cortesía)
EFE
La bailaora y coreógrafa Sara Baras rinde homenaje en París a los grandes del flamenco con su último espectáculo, "Voces", que, según afirma en una entrevista con EFE, surge de la necesidad de agradecer a esos genios "todo lo que nos han dado".
Paco de Lucía, Camarón de la Isla, Antonio Gades, Enrique Morente, Moraíto y Carmen Amaya reviven durante cerca de hora y media a través de su propia voz, de su presencia virtual, que preside el escenario, y de los guiños que la gaditana y su compañía les brindan con este montaje.
Desde el pasado lunes y hasta el 11 de enero, el Teatro de los Campos Elíseos de París, que Baras pisó por primera vez hace 19 años, y en el que es la artista que más veces ha actuado en su historia, alberga una creación concebida sin la intención de imitarles, pero sí de transmitir la grandeza y el respeto que se les debe.
"Al principio pensaba que no iba a poder por el dolor de no tenerlos con nosotros. Sin embargo, dan fuerza, te arropan", dice al término de una de las primeras representaciones, en su camerino, la bailaora (San Fernando, Cádiz, 1971).
La influencia de esas leyendas flamencas en ella ha sido "total, no solamente por su arte, también por su persona" y no hay heredero todavía que esté a la altura de su legado, asegura.
"Estos genios son únicos. No creo que nadie pueda venir a sustituirles. Su arte técnicamente es increíble, pero la personalidad de cada uno es algo que solo pueden ellos dar así. Esa genialidad es muy difícil sustituirla", agrega.
A las voces en "off" de esos artistas, que sirven para introducir los números y librar su visión del proceso de creación y del flamenco, se une la fuerza de Baras, expresada a través del baile, y la del resto del grupo, en el que destaca como bailaor invitado José Serrano.
"Creo que mi voz está, a lo mejor, en mi corazón pero suena más en mi pie. Llevar toda la vida bailando (...) me ha hecho tener una voz propia, mejor o peor, pero la mía, y eso es algo que creo que es muy importante", destaca.
En su andadura por los escenarios, iniciada hace más de 20 años, la maternidad, en mayo de 2011, supuso un punto de inflexión que ve beneficioso.
"Creo que he tenido una forma de bailar antes de ser mamá y otra después y creo que esta es más bonita. Me siento más fuerte, siento que la madurez me favorece en el sentido de acariciar más el escenario, no intentar aporrearlo, sino intentar buscar el sentido no solo más bonito, sino el que más me hace disfrutar", comenta.
Con "Voces", estrenado en la capital gala, ciudad con la que dice tener "una relación maravillosa", marca una vuelta "a la mezcla entre una imagen muy de hoy y momentos de profundidad y de un flamenco tradicional".
El debate sobre qué es o no flamenco y sobre cómo influye en él la fusión es, en su opinión, "superantiguo", y el ejemplo de cómo ambos elementos son compatibles puede encontrarse en los artistas a los que ahora homenajea.
Ellos "abrieron puertas en el mundo de una manera bestial y no apoyaban el encerrarse ni limitarse. Se entregaban con la calidad más grande, pero intentando fusionar y dar algo nuevo", afirma.
Y esa es la lección que dice seguir en un momento artístico en que cree haber llegado a ese nivel en el que "cuando la técnica es buena, te olvidas de ella" y, cuando sube el telón, "el corazón está por encima".