Dayrí Blanco|@DayriBlanco07
Siempre han existido. No son un fenómeno nuevo. Las protestas de calle originadas por conflictos laborales son parte de la dinámica empresarial y económica del país. Pero desde hace tres años se han profundizado. Tanto, que se han convertido en la causa número uno de las manifestaciones en todo el territorio.
Todo está condicionado para que los números sigan su ritmo ascendente. Sin materia prima importada y nacional para la manufactura, con exigencias contractuales que demanda la Ley Orgánica del Trabajo, y precios regulados que causan la producción a pérdida el empleador tiene las manos atadas y en muchos casos se acude a la suspensión laboral de parte del personal. El descontento es un factor común en la mayoría de las empresas.
Así lo indicó Omar Luengo, consultor de desarrollo profesional, quien alertó que la mayoría de estos reclamos de los trabajadores provienen del sector público.
“La incertidumbre es una de las principales emociones de los venezolanos”, por eso recomendó tratarla como un riesgo con el empleo de la comunicación. “Se debe informar siempre a la nómina sobre el estado de salud financiera de la compañía para que todos estén al tanto que en cualquier momento se pueden tomar medidas no tan favorables”.
El especialista participó este miércoles en el conversatorio “Nuevo paradigma laboral en Venezuela”, organizado por la Cámara Venezolano – Americana de Comercio e Industria (Venamcham), en el que destacó que el empresariado nacional sigue apostando al país manteniendo las puertas de las plantas abiertas produciendo a baja capacidad, “asumiendo el riesgo”.
La propuesta de Luengo es la reactivación de la manufactura, pero para ello se requiere de reformas en la política económica del Gobierno. “Hay que revisar la Ley del Trabajo, dejar de producir pérdida e incentivar las inversiones”.
