La persistencia impulsa a la Vinotinto a no renunciar. (Foto Archivo)

Daniel García Vargas || dgarcia@el-carabobeno.com

Históricamente la selección nacional ha estado condenada a vivir en deuda por el hecho de no haber inscrito aún su nombre entre los 32 grandes de un Mundial. Técnicos y procesos han pasado sin éxito, sin embargo la persistencia es clave a la hora de conquistar los más grandes objetivos. Precisamente eso es lo que impulsa a la vinotinto a no renunciar jamás. El camino a Rusia es largo y la primera parada es en Chile, en medio de una Copa América que marcará el arranque oficial de la era de Noel Sanvicente en el banquillo.

El cuarto puesto obtenido en la edición pasada se traduce más que en un bonito recuerdo, en una cuota de inspiración importante. Ser exitoso en la labor de jugarle de tú a tú a los grandes de América dejó sensaciones superlativas, no obstante el grupo está inmerso en una nueva realidad que demanda la pronta adaptación a automatismos tanto defensivos como ofensivos, algo que no se alcanza de la noche a la mañana. De César Farías a Noel Sanvicente hay cambios que van más allá de un nombre y que se dividen entre modos de ver el fútbol completamente diferentes accionados en un plano de altas exigencias.

Venezuela, debatida entre las dudas y la ilusión, aterrizó en suelo austral con un grupo de 23 guerreros cohesionados mediante diversos módulos de preparación nacionales e internacionales, que se complementaron con hasta seis presentaciones amistosas. Días, horas y minutos de física y táctica exhaustivas caracterizaron las sesiones dobles bajo la mirada atenta de un cuerpo técnico que tiene la imperativa misión de perfeccionar, a tiempo, el carácter de un combinado que desborda atrevimiento y velocidad, pero que está inmerso en un proceso de añejamiento estratégico que espera estar listo antes de Rusia 2018.

Con las cartas echadas, la vinotinto luchará en el grupo “C” junto a un Brasil dolido, una Colombia inspirada y un Perú de bajo perfil que intentarán hacerles las maletas pronto. Las posibilidades criollas de trascender parecen estar estructuradas para consumarse de menos a más. Lejos de un avance como primero o segundo, Venezuela podría encontrar mejores condiciones al avanzar a cuartos como una de las mejores terceras selecciones. Ese es el momento indicado en el que la determinación y el talento de una generación exitosa deben relucir para inspirarlos a forjar su propio destino. ¿La historia? Bienvenida sea.




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