Jóvenes reciben apoyo de familiares. (Foto Cortesía)

Gabriela Espinoza F. || gespinoza@el-carabobeno.com

La estadía de Marvy Calderín prometía ser mejor que la de sus cuatro mil compañeros venezolanos que eligieron España como destino para especializarse en sus carreras. Ser licenciada en el área de informática le abriría las puertas por ser una profesión demandada pero la indiferencia del Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex) también la alcanzó.

Al llegar consiguió trabajo pero para ahorrar lo máximo de dinero ante la falta de remesas perdió clases del Máster de Ingeniería del Desarrollo para Aplicaciones Móviles en la Universidad Autónoma de Barcelona al cual calificó. Sacrificio que terminó en despido luego de que terminara el proyecto que quería la empresa para luego recibir dinero por plataforma ilegal porque nunca la llegaron a contratar.

Sus estudios iniciaron en octubre de 2014 pero Calderín comenzó un mes después. El motivo: solicitud excesiva de requisitos en Bicentenario y escasez de pasajes para tierra catalana, el cual debió cancelar en dólares e invertir la mitad de sus ahorros.

Pese a que esta caraqueña no tenía la respuesta definitiva de aprobación de este centro de comercio decidió emprender rumbo, porque tenía divisas que adquirió en subastas del Sicad y por recibir comunicación de que sus documentos contaban con las condiciones necesarias para ser aceptada.

Luego de unas semanas la casa de estudios le comunicó que no habían recibido ningún pago, debido a que Cencoex no registró la solicitud; mientras que analistas del Banco Bicentenario, encargado de realizar la entrega de los documentos a este organismo le indicaron a un familiar de Marvy Calderín que no estaban autorizados para notificarle el estatus de su aceptación. “Me dejaron completamente en el limbo. A estas alturas aún no sé nada”, precisó indignada.

Por ello decidió presentar su caso en el Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario de Venezuela (Sudeban) pero todavía no recibe respuesta. El pedir ayuda a otras organizaciones queda de lado, debido a que debe pagar hasta 8 euros para llegar al centro de Barcelona. El campus de la Universidad queda en Bella Terra.

Marvy reconoce que las personas que se proponen estudiar en el exterior deben prepararse pero nunca imaginó que sería un calvario. Desde que inició los trámites que pide el ministerio para ejercer estudios en el extranjero fue una odisea. Papeleo que asombró a la universidad, debido a que tenía que otorgarle una constancia de estudios antes de que iniciara el máster.

Aunque confesó que estuvo a punto de desistir en la jornada se motivó al recibir este documento de la institución y pensó que no podía perder esta oportunidad. Sin embargo con lo que ganó del trabajo de estudiante, se puede mantener pero pasan los días y la situación es incierta.

Hasta la fecha ha contado con el apoyo de sus familiares que compraron a dólar paralelo y gastaron una cantidad exorbitante de bolívares. “Me siento mal, porque los estoy dejando en una situación económica mala también. Esto es una deuda que tengo con ellos. No estoy acostumbrada a que me den dinero”, lamentó. El compromiso de Marvy Calderín asciende a unos 3.500 euros, entre todo lo que ha pedido a sus familiares y lo que debe a la universidad.




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