En su camioneta monta sus dos bombonas de 10 kilos. (Foto Ángel Chacón)

Dayrí Blanco

Acceder al servicio de gas doméstico no es tan sencillo como parece. La escasez de cilindros en las plantas de llenado, fallas en la red de distribución y la especulación de los pocos despachadores que se ven dentro de las comunidades, son las vertientes de la crisis que atraviesan familias enteras en la casería de una bombona.

Recientemente el presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez dio varios anuncios al respecto. Descartó un incremento del precio del servicio, aseveró que se está revisando la distribución y que se está trabajando en el fortalecimiento de la logística para evitar la venta con sobreprecio. Pero mientras tanto el problema se agudiza.

Luis Polanco vive en la calle Comercio del centro de Valencia. Desde hace un año no pasa un distribuidor de gas por ese sector. Así que cada 15 días se le ve por la zona industrial Carabobo esperando la llegada del camión que se instala a diario en el lugar. En su camioneta monta sus dos bombonas de 10 kilos que paga en cinco bolívares cada una. Esas mismas son vendidas en las bodegas de su urbanización en 50 bolívares. Por eso prefiere ir más lejos para evitar ser víctima del sobreprecio.

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