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Yo nunca he conocido a un obrero que no quiera ser Supervisor, o a un Supervisor que no quiera ser Gerente o a un Gerente que no quiera ser miembro de la Junta Directiva, y que después no quiera ser dueño. Los seres humanos deseamos superarnos a lo largo de la vida productiva, para luego vivir la tranquilidad de la madurez. No es biológico para nuestra especie mantenernos en la estabilidad de un ciclo vital como la de los otros miembros de la escala zoológica, quienes alcanzan su estatus de manera permanente durante toda la adultez hasta la muerte, sin mayor esperanza que la consecución del alimento y la reproducción.

A eso nos limita el Socialismo-Comunismo. A mantener un mismo nivel de existencia, proporcionándonos apenas las necesidades basales de vida, acompañadas de charlatanerismo exuberante, recitativo de culpas achacadas a otros y apuntalado por valores nacionalistas, creados para un mundo irreal que sostiene burguesías encumbradas y abusivas de la miseria humana, la cual, ávida de mendrugos, es conducida irracionalmente a un ciclo de vida sin fin y sin salida.

El comunismo actual ha ganado mucho terreno en América Latina y su posición mundial es significativa con Cuba a la cabeza. Ha evolucionado y anexado dos pilares: Democracia disfrazada y capitalismo de Estado para danzar con las tendencias del mundo moderno. La hipocresía convertida en doctrina.

Venezuela deambula con rapidez hacia la hegemonía del comunismo moderno, y la resistencia que ofrecemos es paupérrima en criterio, débil en demostraciones y casi invisible en acciones. Seguimos dóciles ante la significación que en el contexto macro de los poderes mundiales se ejerce sobre nuestro país. Será solo con la organización estructurada de la sociedad, como podremos confiscar para nosotros lo que nos siguen arrebatando.

Arrojemos la mediocridad mezquina de la política tradicional venezolana y abracemos la objetividad del análisis donde la supremacía de nombres se sustituya por la titularidad de los principios. Ya el Parlamento Latinoamericano lo escogerá el cuartel llamado Asamblea Nacional y nos restarán 8 diputados por cambios en circunscripciones electorales. Es un buen momento para acabar con la resignación de la entrega y demostrar cohesión para no tolerar más abusos a nuestra casi fallecida democracia.




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