En comunidades indígenas la presencia de niños es numerosa. (Foto Ángel Chacón)

Luis Felipe Hernández

Un riguroso Hugo Chávez enseñó ante la televisión nacional la Constitución de Venezuela que cumplía 10 años. El mensaje fue claro: “Los pueblos indígenas los reconocemos como parte medular de esta patria. Coloquemos a nuestros hermanos en el primer lugar de nuestro afecto. Queda mucho por hacer todavía”.

Y no se equivocó. Pueblos originarios en Venezuela han vagado los últimos siglos entre pobreza y rechazo. En 1999 el entonces Presidente reconoció el respeto y derecho hacia las 44 diferentes culturas en el país. La vivienda sería una de las prioridades. Sin embargo la deuda histórica, aún no ha sido saldada.

El presidente Nicolás Maduro informó recientemente que el Gobierno ha construido y entregado desde 2011 (cuando arrancó la Misión Vivienda), 700 mil casas. Allí están todos incluídos: criollos, y afrodescendientes. Pero, ¿qué hay de los indígenas? ¿Cuántas se les han entregado?

En las últimas memorias y cuentas -de 2011 al 2014- el Ministerio para los Pueblos Indígenas sincera haber construido y entregado dos mil 917 unidades, 27 de ellas en Carabobo. Lo que sería 1,6% de las 700 mil de la Misión Vivienda. 14.186 indígenas han sido beneficiados. Aunque la población, según el Instituto Nacional de Estadística en el censo de 2011 -el más reciente- cuenta a 724 mil 592.

En noviembre de 2014 un anuncio calmaría la impaciencia: El Gobierno nacional aprobó dos mil 963 millones de bolívares para construir cinco mil viviendas. Las obras comenzarían este año. En Falcón ya se han entregado diez. Hasta los momentos es la única cifra oficial. En estados como Zulia (1.520), Bolívar (700) Delta Amacuro (400) Anzoátegui (200) Apure (200) y Lara (40) se espera que culminen el número correspondiente.

Nuevo hogar

La emigración ha agudizado el déficit de viviendas. El antropólogo de la UCV, Luis Felipe Gottopo, explica que el fenómeno se debe al poco acceso a la educación y al trabajo. El resultado: la calle es el nuevo hogar. “Son múltiples las razones. En las últimas dos décadas el proceso se ha agudizado: de cada diez, siete indígenas viven en zonas urbanas”. En sus últimos datos actualizados, el INE indica que la población urbana es de 458 mil 219. Lo que muestra que 72.02% de los indígenas viven en ciudades. El resto en tierras originarias.

Gottopo considera que desde los años 50 la concentración en zonas urbanas creció principalmente por salubridad. Enfermedades como la Malaria, Fiebre Amarilla, Tuberculosis, entre otras, que no pertenecían al mundo indígena, los conllevó a huir. Según el antropólogo, el fenómeno aún sucede. “Ellos tienen la enfermedad endémica y de riqueza: la aproximación a lugares con alimentación los condena a la diabetes, hipertensión, entre otras.

Una vez asentados en zonas urbanas las llamadas enfermedades de pobreza, no se hicieron esperar. Parasitosis aguda, VIH y anemias tomaron terreno. Gottopo advierte que la Tuberculosis se encarna en dimensiones pandémicas.

Los warao, provenientes de Delta Amacuro; e´ñepá, de Bolívar; wayuú y yukpa, de Zulia, son quienes se han ido hacia zonas urbanas. Gottopo aclara que no todos los pueblos indígenas se dedican a la indigencia. El caso más renombrado es el de los warao, quienes se organizan en grupos y luego regresan a sus tierras. Los viajes varían, al año son hasta cinco.

Los problemas aún prevalecen. Chávez llegó a admitir que “queda mucho por hacer todavía”, dijo. Lo que recuerda un mito yukpa. Ellos tienen un Dios llamado Kemoko, quien creó el mundo. Dejó a sus creyentes bajo el dominio de Karabo, un ser que vive en nubes negras, y quien al parecer, aún reina.

Deuda histórica

El antropólogo de la UCV (Universidad Central de Venezuela), Luis Felipe Gottopo, explica que el problema de los pueblos indígenas, en sentido social, es civilizatorio y estructural. “La mentalidad desde la conquista de América es una práctica que aún tiene vigencia”. A su juicio, culpar un Gobierno es no analizar de raíz los orígenes concebidos por las políticas de Estado y Nación.

A pesar de que la Constitución les da derechos, aún falta por profundizar los cambios que el expresidente Hugo Chávez llamaba a materializar. No se trata de Gobiernos sino de los años de historia en que la miseria, el rechazo y la pobreza, son cargadas en los hombros de cada pueblo. “Si lo vemos desde una perspectiva política lo vemos de una manera parcial”.

El Ministerio para los Pueblos Indígenas en su memoria y cuenta de 2014 dice que la deuda histórica ha sido saldada. Sin embargo aún falta mucho para hacerlo porque la concepción de civilización y de progreso no se ajusta a la de los pueblos originarios. “Matizar esto es importante porque si no es más que un pañito de agua caliente y no resolvería los problemas”.

Gottopo reconoce que hay rasgos culturales que se comparten y provienen de los pueblos indígenas. “La gastronomía, concepciones médicas, organización de espacios domésticos, etc, pero sin duda nuestra manera de concebir la historia, el progreso y el modelo social, es absolutamente proveniente de los conquistadores”. (LFH)




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