“…Tradición del año, unos van alegres y otros van llorando, un año que viene y otro que se va”. Billo´s

Hoy llegamos al último día un año extenuante; de un año signado por la mayor crisis que la historia contemporánea de nuestro país ha vivido. Año de la llegada de la escasez y de la hambruna, y de la despedida y el desamparo de la salud en nuestro pobre país petrolero; año en el cual se acentuaron grandes injusticias judiciales. Año de la acentuación del disparate y de la prolongación de la burla.

2016 fue año de inflación incontrolable, como también de las víctimas de la violencia y del silencio

Como en años anteriores, lo urgente siguió estando antes que lo importante. 2016 fue año de inflación incontrolable, de aumento sideral del costo de la vida como también de las víctimas de la violencia; y del silencio y la anuencia cómplice por parte de quienes pueden realmente imponer los correctivos. Se va un año marcado por la frustración, doce meses en los que han reinado más las dudas y el temor al futuro que la certidumbre que los ciudadanos esperaban. Un año, como cuantos le preceden, centrado por la división, la confrontación, la tensión, el resentimiento y la intolerancia; liderado por megalómanos y autoritarios concentrados en aplicar a cualquier costo fórmulas para perpetuarse en el poder.

Finalmente se va 2016, un año más direccionado por la ruindad de un perverso régimen que se quitó el pesado y grotesco disfraz de demócrata para vestirse con su apropiado atuendo dictatorial, al impedir la realización del Referéndum Revocatorio y las elecciones regionales contempladas en la Constitución, al no reconocer la voluntad mayoritaria de los electores que decidimos – al elegir mediante amplia mayoría de diputados opositores – darle un equilibrio a la balanza de los poderes.

Ya mañana iniciaremos un nuevo año con un panorama bastante sombrío; con insultos y miserias con aroma -¿distante?- de elecciones y con una especie de desesperanza impropia de un país de gente alegre, ocurrente y emprendedora; pero no podía ser de otra manera, pues al cabo de más tres lustros de ensayos en pos de un “hombre nuevo” que llegó maltrecho y formado en las anquilosadas y decimonónicas ideas del peor ensayo social que ha tenido la Humanidad, tratando, a trocha y mocha, de imponer un vetusto y disparatado “Socialismo Siglo XXI” que tan solo nos ha dejado corrupción, resentimientos, violencia, atraso y desconfianza, no podía ser otro el resultado que este marasmo, en el cual transitaremos este difícil año que ya nos acompaña.

Así está nuestra nación, a la espera que le regrese su futuro, a la espera de su unidad, de la convivencia pacífica y no de traiciones, indiferencia y paralizantes temores.

Un año que viene y otro que se va… Es cierto, no vamos a cambiar de un día para otro, pero podemos fijar una meta al porvenir. En esta meta todos somos responsables, porque nuestro silencio o nuestra indiferencia tan sólo demuestra falta de interés en aquellos a quienes queremos. Se torna impostergable mantener la esperanza en que es posible construir para el porvenir de nuestros hijos un país mejor. Este día de cierre de un año tan convulsionado, es el momento más apropiado para poner el acento en la importancia de fortalecer los lazos de solidaridad que queremos anudar entre nosotros.

En esta hora en que cada uno desea lo mejor a sus familiares y amigos para el año que viene, podemos expresar los mejores deseos a todos y, especialmente, a los que se encuentran en situaciones más difíciles o están más necesitados. Si la solidaridad y la preocupación por el bien de los demás siempre tienen que estar presentes en la vida de nuestro terruño, con más razón deben estarlo en esta ocasión, a pesar de lo difícil que resulta llegar a ponernos de acuerdo, a pesar de las brechas existentes, que nos parecen infranqueables.

Feliz Año… La tradicional expresión de buenos deseos al inicio de un nuevo año, pocas veces ha tenido un significado más necesario que en este 2017 que esta noche llegará.
La sola expresión habla de expectativas, de esperanza. Se desea que el año que comienza sea mejor que el anterior, que los males y problemas pasados sean superados. Se le pide a Dios salud y paz para poder luchar y superar las dificultades y trabas que impiden conseguir estos deseos y aspiraciones de todo el pueblo venezolano.

Nuestra sociedad está especialmente necesitada de momentos de sosiego, de ilusión y de esperanza. Por eso deseamos hacer llegar a todos aquellos que comparten nuestros ideales y nuestro compromiso, junto con el agradecimiento por acompañarnos a lo largo de este sinuoso sendero, un saludo esperanzador por un año 2017 abierto al mejor futuro que podamos entre todos construir. Nuestro sincero reconocimiento a todos los demócratas que desde diferentes frentes hacen lo que pueden por enfrentar las pretensiones totalitarias del régimen y los exhortamos a que redoblen sus esfuerzos este nuevo año 2017.

Sólo nos queda pedir a Dios que en este nuevo año ilumine el sendero que nos conduzca a la solución de la crisis más profunda jamás vivida en nuestro país. Aferrémonos a la compartida esperanza de que el estreno de un nuevo almanaque nos ofrezca días mejores. Pero no podemos simplemente esperar a que esa esperanza se haga realidad… Debemos llevarla a cabo nosotros mismos. Quizás, entre otras cosas, recurriendo a aquellos que tienen influencia pero permanecen quietos en vez de actuar. Aferrémonos a la compartida esperanza de que el estreno de un nuevo almanaque nos ofrezca días mejores.




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