ecograma

Las autoridades investigan la existencia de una mafia dedicada al robo de instrumentos médicos que, debido a los altos costos y por tratarse de piezas importadas, tienen un gran valor en el mercado negro.

El delincuente que la mañana del viernes mató al gineco obstetra René Toro (58) en la clínica Las Ciencias de Los Chaguaramos, logró llevarse una laptop, un celular y uno de los traductores del ecosonograma. El equipo lo desconectaron, pero no lograron llevárselo.

El galeno tenía programada una cesárea para esa mañana y solamente atendió a una paciente que tenía cita, pero la secretaria recibió a una pareja que supuestamente traía una emergencia, porque la mujer requería de un eco, y les permitió pasar sin tener cita. El doctor aceptó atenderlos por ética profesional.

En vista de que no había más pacientes, la secretaria salió a tomar café y dejó a la pareja con el doctor. Un empleado contó que para despistar y ganar tiempo, al salir del consultorio la mujer iba gritando que le habían matado a su bebé y se agarraba la barriga.

Las cámaras de seguridad de la clínica captaron a los implicados en el crimen.

El doctor René Toro fue degollado. Como no llegaba al quirófano para la cesárea y tampoco respondía a su secretaria, forzaron la puerta y lo hallaron tumbado encima de su escritorio, pensaron que le había dado un infarto y al revisarlo lo vieron ensangrentado.

El ecosonograma tiene un serial que lo identifica y estiman que tiene un costo al cambio de aproximadamente 100 millones de bolívares.

El médico era hermano del fotógrafo Juan Toro, mayor de cinco hermanos, vivía en Baruta, padre de tres hijos, amante del béisbol, de las Águilas del Zulia, y apostaba por seguir luchando por Venezuela pues no estaba dispuesto a irse de su país.

Un galeno de otra clínica relató que en una oportunidad un ladrón ingresó a su consultorio y a punta de pistola lo sometió junto con la secretaria, para llevarse el ecosonograma.

Cuando pudo reponer el equipo lo atornilló para evitar que se lo robaran. Se presentó una pareja, con una supuesta emergencia y eran ladrones. Mientras cometían el robo notaron que no podían llevarse el equipo porque estaba atornillado, le pusieron la pistola en la cabeza a la secretaria y le amenazaron con darle un tiro si no sacaba los tornillos inmediatamente.




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