NOTA PREVIA:

En la página 44 del No. 33 de la EdiciónAniversaria de la prestigiosa Revista “INFORMATE (hoy fuera de circulación), sus directivos nos concedieron el Honor de recordar el discurso que el ilustre escritor y exgobernador de Carabobo, José Rafael Pocaterra pronunciara en el Salón de Sesiones del entonces Concejo Municipal de Valencia, el 25 de marzo de 1955, con ocasión de conmemorarse el 4° Centenario  de la Fundación de esta ciudad.  Hoy con  beneplácito lo insertamos de la también llamada entonces “Ciudad Industrial de Venezuela” que lamentablemente e involuntariamente ya no lo es en contra de quienes la amamos con fervor venezolano.

En la esquina oeste de nuestra Plaza Bolívar, en compañía de un testigo de excepción, como lo era Francisco Reverón (a) “el Morocho”, pues fue, su chofer mientras era el presidente, (hoy gobernador) del estado Carabobo, escuchamos el 23-3-1955, el emblemático discurso del escritor valenciano José Rafael Pocaterra: “Valencia la de Venezuela”.  Lo escuchamos atentos, de pie, pues no había espacio para ingresar al estrecho recinto donde funcionaba el Concejo Municipal. Escuchábamos al orador, los cientos de circundantes que aquella noche nos agolpamos bajo los altavoces colocados en puntos estratégicos del entonces venerado y venerable lugar, a oir las palabras del singular expositor que como el mismo decía en la estrofa final del poema en prosa.

“solamente he querido, y te lo pido arrodillado,  anciano, preterido,

queme des el puñado de esta tierra natal para mi olvido…”

Pocaterra, con voz entrecortada, pero fuerte, altiva, pronunciaba casi una oración fúnebre, a los pocos días fallecía en el gélido Canadá, una suerte de mensaje protesta, dirigido no solo a los valencianos, sino al pueblo venezolano, que soportaba la penúltima de las dictaduras que este país ha tenido, y resumía lo que esta ciudad ha padecido, comenzando por los dos “sitios” en la guerra que, políticamente nos separó del tutelaje hispano.  Uno de esos “sitios” el atroz, el sanguinario José Tomás Boves o Joves, pasó a cuchillo, muchos de los patriotas que entonces aquí había.

 

 




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