A los 79 años y por complicaciones de COVID-19 falleció el sacerdote Mateo Marzano, un salesiano que supo ganarse el cariño de buena parte de la comunidad del sur de Valencia, cuando desarrolló allí su apostolado.
El padre Mateo, como todos lo conocían, era un religioso entregado a su ministerio y siempre estaba presto a ayudar a quienes lo necesitaran. Su trato amable y su eterna sonrisa, hizo que los feligreses le tomaran aprecio.
Nació en Chieri, Italia, pero trabajó durante tanto tiempo en Venezuela que se sentía venezolano y así lo hacía saber a cuantos le preguntaban. Su trabajo pastoral en Valencia lo hizo identificarse tanto con la feligresía que lo rodeaba, y hasta se hizo fanático del equipo Magallanes.
Desde la parroquia San Juan Bosco de Valencia, fue trasladado a Petare, en el estado Miranda. Sus últimos días los vivió en Punto Fijo, donde contrajo la COVID-19 que lo llevó a la muerte.
Quienes conocieron de su bondad en Valencia, hoy lloran su partida y elevan a Dios una plegaria por el eterno descanso de su alma.