Elwimar tiene miedo. Mucho miedo. Dice que vive en zozobra, escondida. Desde hace 10 años es víctima de violencia de género.

Desde entonces, no tiene tranquilidad. Todos los días, cuando sale de su casa al trabajo, camina rápido hasta llegar a un lugar donde esté a salvo. Mira hacia todos los lados para cerciorarse que nadie la esté siguiendo. Toma rutas distintas cada vez para no darle ventaja a su presunto depredador: su expareja y padre de su único hijo de 11 años de edad.

Era  una mañana de 2013. Elwimar se vistió para asistir a su parcial. Estudiaba tercer año de medicina en la Universidad de Carabobo. Afuera de la residencia donde vivía la esperaba su mamá para acompañarla al parcial. Pasaban los minutos y no salía. No era usual que tardara tanto. Finalmente, se encontró con su mamá, quien quedó sorprendida al verla.

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Aunque trató de taparse con su cabello, no pudo. La herida en la cabeza era obvia. A Elwimar, su pareja, la tiró fuertemente contra el piso. Un médico le diagnosticó traumatismo craneoencefálico. Con ese episodio de violencia, en el que incluso debió actuar la policía, terminó la convivencia entre la pareja. Desde hacía cuatro años había aguantado golpes.

Para ese momento ya existían unas medidas preventivas que le dieron en la Fiscalía un año antes, cuando acudió por un hecho similar, y que -dice- no sirvió de nada porque un papel no la salvó de una golpiza. «Tampoco lo haría si algún día él se levanta con ganas de asesinarme”.

Esos años de convivencia fueron un calvario. No había un momento en el que no protagonizaran escenas de violencia. Elwimar mantiene intactos muchos recuerdos: una vez le quitó su celular y en medio de la pelea para que se lo devolviera el hombre prefirió destruirlo y lo lanzó, pero le atinó en la cabeza a su madre. Ya no era solo Elwimar la víctima de la violencia.

La joven lo recuerda con claridad. Algunos días la esperaba afuera del salón de clases para controlar sus movimientos y otros tantos, cuando la amedrentaba, metía su cabeza en pipotes de agua hasta ver que Elwimar no aguantaba más. Le arrancaba el cabello. Supuestamente, la obligaba a mantener relaciones sexuales. En un brazo tiene la cicatriz de lo que en algún momento fue una quemadura que le hizo.

 

 

El Tribunal 4° también entró en acción y acordó una medida de régimen cerrado de convivencia, que consistía en que el padre podía ver a su hijo en el patio de la casa donde vivía con su madre. En 2017 violó la orden y habría intentado llevarse a la fuerza a su pequeño, cuenta Elwimar, una acción que calificó como un intento de secuestro en la que la violencia también fue protagonista.

Recientemente volvió a aparecer, narró la afectada. Regresó de Perú con la excusa de saber de su hijo, quien es sobreviviente de cáncer. Durante du tiempo en el exilio, unos dos años, Elwimar cuenta que vivieron en paz.

Se siente acosada y hostigada. El hombre amenaza, incluso, a su jefe, con quien asegura solo tiene una relación laboral. “No me dejaba estudiar ni trabajar. Cuando comenzaba a trabajar no duraba ni dos meses. A donde llegaba tenía que decir que alguien me perseguía, que si venían a algún sospechoso llamaran a la policía”, contó a El Carabobeño.

Elwimar ha tenido sus propias estrategias de protección porque se siente desprotegida, lamenta que la ley no haya aplicado en su caso. Teme ser parte de las estadísticas de femicidio en el país, por eso pide que priven de libertad a su expareja antes que tener que lamentarse porque «mataron a la muchacha que desde hace 10 años venía pidiendo protección» y a quien solo le han dado cuatro medidas preventivas.

La denuncia oportuna puede evitar un femicidio

El comisionado agregado Eleazar Villasmil, director general de la Policía Municipal de San Diego, tras ser consultado por El Carabobeño con relación a los femicidios, dijo que la denuncia oportuna puede evitar un hecho lamentable que, en el peor de los casos, termine con el asesinato de la víctima.

El comisionado explicó que, por lo general, la violencia de género es algo que en una pareja viene ocurriendo desde años. Comienza por la parte psicológica. Antes trataban a la mujer bien y luego comienzan a señalarla con palabras obscenas, que es también una manera de maltratar a una mujer. «Cuando llegan al límite comienzan las agresiones físicas, así que las mujeres deben estar muy alertas ante estas reacciones”.

En el caso de San Diego han prevenido hechos que hubiesen podido terminar en tragedia, gracias a la denuncia a tiempo. “Lo podemos resolver cuando llega una denuncia oportuna y los organismos de seguridad tomamos las acciones”.

El comisionado reconoció que durante la cuarentena se ha incrementado el número  de denuncias por violencia de género.

Villasmil aclaró que la violencia de género no solo ocurre entre parejas. También se da entre hermanos o vecinos, se produce cuando un hombre actúa en contra de una mujer, aunque mayormente ocurre entre esposos. “Por eso desde la PM de San Diego siempre mantenemos la campaña ´Quien te ama no te lastima´.Tenemos a disposición todas nuestras estaciones policiales donde estamos prestos a apoyarlos. Si tienen miedo, también pueden hacer las denuncias a través de mis redes sociales”, agregó el director.

Fallas de parte y parte

La exfiscal del Ministerio Público en materia de violencia contra la mujer, Kelly Noguera, dijo que a veces hay fallas de parte y parte, que hacen que al final no se cumpla la ley. “En ocasiones, el MP logra hasta sacar el agresor de la residencia que comparte con la mujer, pero al tiempo ella lo perdona, lo deja pasar a la casa y ellos mismos rompen las medidas y luego regresan cuando en más grave la situación. También puede pasar que por amiguismo, el fiscal no acuse al victimario como debería ser y terminan dejándolo en libertad”.

Cuando hay medidas impuestas entre una pareja, incumplirlas acarrea sanciones hasta de privativa de libertad, mínimo por tres meses. Esto se hace por prevención, porque si no cumple con los establecido, el hombre se convierte en un victimario peligroso, alertó la exfiscal.

Los casos duran activos solo cuatro meses si no se sustancian con testigos, pruebas, examen forense. De lo contrario, automáticamente se cierran.

Esa es otra razón por la que algunos casos no terminan en acusación. La mujer considera que el hombre se está portando bien desde que le pusieron las medidas y no vuelven sino cuando ya ha pasado un tiempo y, nuevamente, son víctimas de violencia. “Por eso es importante el seguimiento de la víctima, porque si no sustancian la denuncia, el papel de las medidas preventivas ya no sirve porque el caso muere en fiscalía”.

43 femicidios en el país

De acuerdo al monitor de femicidios Utopix, 43 casos se han registrado en el país en este 2021. En enero ocurrieron 23 muertes  y otras 20 en febrero. Destacan la muerte de dos jovencitas en Portuguesa, que fueron halladas muertas luego que un sujeto abusara sexualmente de ellas.

Según Utopix, el pasado mes asesinaron a una mujer en los estados Lara, Zulia, Mérida, Apure, Guárico, Aragua, Carabobo y Vargas; dos en Táchira, Trujillo, Miranda. En Distrito Capital y Portuguesa ocurrieron tres decesos, respectivamente.

En lo que va de año en Carabobo se han registrado tres femicidios, en los que resultaron como víctimas: Mariangel Rodríguez, Lilianyeli Colina y Areinny Castillo.

Elwimar no quiere ser parte de esas estadísticas. Por eso pide que se le de una efectiva protección




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