sangre
(Foto: Referencial)

En Venezuela hasta la sangre cuesta dinero. La escasez de reactivos para la realización de exáme­nes y la ausencia de do­nantes en los centros públicos ha convertido la­bor altruista en un negocio lucrativo.

Su­mando los mil 400 sobe­ranos que cuesta la sero­logía (siete pruebas reali­zadas para detectar la presencia de enfermeda­des como el VIH) y los Bs.S 1.000 que cobran al­gunos donantes por ven­der sus fluidos, quien ne­cesite una bolsa de san­gre tiene que gastar hasta 2 mil 400 soberanos.

Marcial Daza, jefe de Ci­rugía en el Hospital Cen­tral e integrante de la junta directiva del Cole­gio de Médicos, comenta que las personas que ne­cesitan una intervención quirúrgica o aquellos enfermos que ameritan transfusiones sanguíne­as son las más afectadas.

“Aunque no todas las personas que son opera­das consumen sangre es necesario tenerla en to­das las operaciones. Nosotros (cirujanos) pode­mos hacer una interven­ción sencilla, pero si por cualquier razón el pa­ciente empieza a sangrar descontroladamente de­bemos tener sangre a la mano”, explica.

La ausencia de sangre en los bancos públicos es el caldo de cultivo de esta situación. El equipo re­porteril del diario La Prensa logró precisar que el J.J Boada (banco de sangre adjunto al Hospi­tal Central) no tiene reac­tivos para los exámenes serológicos lo que obliga a las personas a pegar carreras si quieren conseguir una transfusión san­guínea.

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