La enfermedad celíaca es una patología autoinmune y sistémica. Esto quiere decir que es el propio sistema inmunitario el que ataca a diferentes partes del organismo, causando graves daños. En este caso, el principal foco de agresión es la mucosa del intestino delgado.

Lo particular de la enfermedad celíaca es que se activa por el consumo de gluten. Este es una proteína que se encuentra presente en alimentos como la cebada, la avena, el trigo y el centeno. También está en otro tipo de productos como algunas pastas dentales, bálsamos labiales y artículos para el cabello y la piel.

Es importante aclarar que la enfermedad celíaca no es una simple intolerancia al consumo de gluten. La intolerancia es la incapacidad para digerir un nutriente, como le ocurre a algunas personas con la lactosa.

En este caso, en cambio, el consumo de gluten hace que se active el sistema inmunológico de una forma inadecuada. Esto ocasiona daños a distintos órganos.

De origen genético

La enfermedad celíaca es genética. Una de sus principales características es que puede atacar a cada persona de una manera diferente. Los síntomas pueden presentarse en el aparato digestivo, pero también casi en cualquier parte del cuerpo.

Son tan amplias las manifestaciones de la enfermedad celíaca, que mientras algunas personas presentan diarreas o dolor abdominal, otras en cambio se sienten deprimidas o irritables. Todo esto dificulta notablemente el diagnóstico.

Se estima que la enfermedad celíaca afecta al 1% de la población. Sin embargo, solo uno de siete casos puede ser diagnosticado correctamente.  Muchas personas, por ejemplo, presentan estreñimiento e hinchazón abdominal, pero no consultan al médico por esto ya que pueden darle un manejo casero, incluso si estos episodios se repiten con frecuencia.

Tipos de enfermedad celíaca

Durante años solo se diagnosticaron los casos de enfermedad celíaca que presentaban la modalidad típica. Pero, la ciencia ha podido establecer que también existen formas atípicas en la manifestación de esta patología. Se elaboró entonces una clasificación de la enfermedad más amplia.

Los tipos de enfermedad celíaca son:

Sintomática. Es la forma clásica. Se presentan los síntomas típicos y las pruebas de laboratorio lo confirman.

Subclínica. En este caso no se presenta ningún síntoma, pero las pruebas clínicas arrojan un resultado positivo para enfermedad celíaca.

Latente. Corresponde a los casos en los que eventualmente el consumo de gluten no genera ningún síntoma, pero sí lo ha hecho y puede volver a hacerlo en otras etapas de la vida.

Potencial. En este caso la persona no tiene síntomas, ni arroja positivo en ninguna de las pruebas clínicas, pero tiene antecedentes genéticos de enfermedad celíaca.

Síntomas y diagnóstico

Es muy amplía la gama de síntomas, pero lo que se consideran típicos o más habituales son los siguientes:

Pérdida de peso y del apetito

Nauseas, vómitos, diarrea, distensión abdominal

Pérdida de masa muscular

Alteraciones en el carácter (tristeza, irritabilidad, apatía)

Dolor abdominal

Fatiga

Meteorismo

Retraso del crecimiento en los niños

Anemia por déficit de hierro

El diagnóstico se realiza mediante un cuidadoso examen clínico y un análisis de sangre. En este se establecen los marcadores serológicos de enfermedad celíaca: anticuerpos antigliadina, antiendomisio y antitransglutaminasa tisular.

Si el resultado es positivo, el diagnóstico es de sospecha de la enfermedad. Para determinarlo con certeza debe realizarse una biopsia intestinal.

Vivir con la enfermedad celíaca

La única forma de aprender a vivir con la enfermedad celíaca esmanteniendo una dieta estricta, libre de gluten. Esto no es fácil ya que esta proteína no solo está en la avena, el trigo, la cebada y el centeno, sino en infinidad de productos manufacturados.

En principio, debe evitarse la harina y todos sus derivados, así como cualquier alimento que en su composición indique la presencia de gluten.

Si se sigue una dieta sin gluten, se puede vivir de manera completamente normal. Pasado un tiempo van desapareciendo todos los síntomas y las lesiones orgánicas causadas por la enfermedad celíaca se reparan.

Es importante remarcar que la mejoría no significa que se pueda volver a consumir gluten. Este debe ser eliminado de por vida.

Lo ideal es que la dieta de un celíaco esté basada en alimentos naturales como frutas, legumbres, verduras, huevos, carnes, pescados, hortalizas y cereales sin gluten (arroz y maíz).

Tampoco, es conveniente consumir alimentos procesados o envasados.




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