En San Diego amanecieron con los palos, las piedras y los cauchos al lado de las camas, porque desde muy temprano los vecinos de El Tulipán y otras urbanizaciones del municipio se organizaron para acudir al trancazo nacional que durará diez horas.
La avenida Don Julio Centeno se encuentra trsncada de punta a punta informan los manifestante, quienes se apostaron frente a los edificios del mismo nombre que la urbanización ubicadoa en la entrada del municipio, por la zona de La Variante.
Un conjunto de cintas con las palabras “No pase” impiden que carros y motos circulen por la vía cubierta por púas y escombros.
Bajo un árbol se refugian los civiles, manifestantes y encapuchados que atendieron el llamado de la Mesa de la Unidad Democrática. Las mujeres de mayor edad se colocaron en unas mesas para preparar un sancocho que ellos denominaron “Trancocho” con mucha papa y un caldo nutritivo. Con cuchillos en mano picaban ajo y lo agrupaban para iniciar la cocción del platillo.
Al otro lado del árbol un grupo de jóvenes encapuchados sostenían embudos y mangueras para luego vaciar en botellas de vidrio gasolina y otros químicos que componen las bombas molotov.
“La guardia vendrá en cualquier momento a reprimirnos. Hay que estar preparados para cualquier cosa” decía un joven que cubría su rostro con una franela azul.
Cerca de ellos una señora de la tercera edad expresaba su enojo ante las más recientes declaraciones de la activista Lilian Tintori “esa lo único que quería era que le liberaran al marido. Venezuela no es Leopoldo. Ay si la tuviera en frente le diría sus cuatro cosas”.
No tan lejos de ellos dos tanquetas esperan vigilantes que la situación se caldee para desplegar el armamento y repetir la represión.
