“El país registró 58 protestas diarias en la primera mitad de 2019. Todas las movilizaciones contra el actual régimen, se incrementaron en un 97% en comparación con el mismo período del año 2018”  El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social

La estructura social se puede definir como formas consolidadas de relaciones que se presentan al individuo como la fuerza obligatoria para la consecución de expectativas. Es decir: es un sistema de normas, valores y relaciones sociales.

En consecuencia, es un conjunto articulado de relaciones en el cual cada una de sus partes sirve al resto del sistema y, a su vez, se beneficia con las actividades de cada parte y con las actividades globales del mismo.

Las definiciones anteriores permiten destacar que la estructura social no permanece estática, sino que es un proceso de cambio permanente, que abarca fenómenos tangibles, tanto en grandes grupos (sociedades), como en pequeños grupos (familias).

Es decir, una estructura se manifiesta en todos los campos de la actividad humana (familiar, educativo, económico, político, religiosos, etc.) y no puede estancarse, pues se vuelve anacrónica y deja de cumplir su función dentro de la sociedad, pues ésta evoluciona; por esto, dicha estructura debe transformarse acordemente.

La psicología social se ha preocupado ampliamente por el estudio de las expectativas de las comunidades. Gracias a ello, se sabe que las mismas están muy relacionadas con las percepciones que se tiene del entorno y de las personas que actúan en él y del mejor futuro que se desea.

El ser humano, al nacer desprovisto de los recursos para ser independiente, necesita de relaciones sociales complejas. Por ello, su cerebro está preparado para percibir el ambiente social donde evoluciona para poder evaluarlo y poder interactuar con él (aceptarlo y adaptarse al mismo, rechazarlo, o modificarlo: ¡cambiarlo!). Una parte muy importante para controlar las relaciones es saber cómo son las personas que conforman los escenarios sociales. En otras palabras, la percepción social es de vital importancia para garantizar la consecución de las expectativas formuladas acerca del cambio.

Las expectativas sociales son ideas que se tienen de cómo una persona o grupo de ellas del escenario social individual va(n) a comportarse en un futuro o ante una situación ideal deseada.

Por su naturaleza, la estructura social -como se mencionó anteriormente- es un proceso dinámico y continuo. El cambio social es una alteración apreciable de las estructuras. Las consecuencias y manifestaciones de esas estructuras están ligadas a las normas, los valores y a los productos de las políticas establecidas. El estudio del cambio social comprende la determinación de las causas o factores que podrían producir la evolución esperada.

Hoy, Venezuela necesita una verdadera “transformación cultural” que garantice el cambio deseado, hay que modificar los sustentos más arraigados de su identidad contemporánea y de su formación actual como pueblo, sin los cuales no se puede -como nación- enfrentar un mundo presente y futuro cada vez más difícil, conflictivo y competitivo.

Sin una transformación profunda de la concepción que tienen los venezolanos sobre ellos mismos y sobre las instituciones nacionales, cualquier intento de cambio en las estructuras sociales (económicas, políticas, financieras, productivas, etc.), quedaría como un falso arranque, tales como los fallidos intentos que se han protagonizado desde hace varios años. Desde la década de los ochenta, se ha experimentado ya -al menos- infinidad de ajustes económicos fracasados, diversos llamados a reformar la Constitución, el resultado neto ha sido el de un desarrollo social y económico paralizado, que ha llevado de ser el mejor país de América Latina a un fracaso consistente, rotundo, costoso, difícilmente reversible, y difícil de justificar.

Toda estructura social, incluyendo -por supuesto- la venezolana, es un ecosistema que alberga varios sub-sistemas que tienen que estar concatenados para poder garantizar el cambio requerido y anhelado. Esos sub-sistemas son: humano (interrelación interna y externa); teórico (razones expuestas en los párrafos anteriores): producción (qué se ofrece); de gestión (estilo de actuar); de información (que todos los comprometidos tengan acceso a una información oportuna, pertinente y veraz), y de investigación y desarrollo (por medio de los procesos creativos ofrecer nuevos horizontes).

Estos sub-sistemas están envueltos por una superficie permeable para la interacción con el mundo exterior (clientes externos, financistas, proveedores, y competidores, entre otros). Todas las transacciones dentro y fuera de estos sub-sistemas están regidas por leyes, reglamentos, normas, convenios, estándares y políticas -guías de acción-,

El vocablo “biosfera” se refiere a un ámbito vivo, a un ecosistema vivo. Se tiene que recordar que hay sistemas muertos, por ejemplo (como lo definió la NASA): la Luna, pues aún no se ha hallado algún tipo de vida en ella. A través de este escrito se incita a percibir las estructuras sociales como una bioesfera dentro de la cual palpita una serie de actividades irrenunciablemente interdependientes encaminadas a generar como resultado lo proclamado como objetivo (propósito): el cambio esperado, por la estructura organizacional social, que interactúa con su entorno, pues los sistemas cerrados sólo existen en los libros donde se les menciona.

Así como el organismo humano sano, donde todos los componentes están bien, a la perfección -gracias al equilibrio homeostático existente- desde la piel en la superficie hasta la cédula o tejido más (profundo), debe hacerlo toda organización, sobre todo las estructuras sociales que desean -a como dé lugar- un cambio, tanto dentro de ellas, como las de su entorno.

Cuando algo no anda bien en cualquier organización -incluyendo las sociales- como cuando en el cuerpo humano algún aparato o sistema está anormal, como es el caso de la estructura social actual venezolana donde los centros asistenciales -públicos y privados- no tienen capacidad para garantizar el éxito en su gestión; el sub-sistema educativo nacional cada día está más deteriorado; la superinflación -con el pasar del tiempo- se incrementa exponencialmente; la inseguridad está acabando con los venezolanos; la diáspora humana y el incremento de la pobreza crítica y muchos otros factores negativos han traído como consecuencia que la calidad de vida del venezolano cada día está peor.

Todos estos índices negativos de la Venezuela socialista llevan a diagnosticar la existencia de una “enfermedad” cuya causa (la política imperante) debe corregirse de inmediato -clamor de la mayoría del pueblo venezolano-, por cuanto la crisis ¡sistémica! ha puesto de manifiesto la existencia de un gran riesgo de sobrevivencia y que ha llegado a afectar todos los componentes fundamentales de la estructura social nacional.

Es de resaltar que (por lo que está aconteciendo específicamente en Venezuela) se debe pedir la participación de expertos en cambio de las estructuras sociales y que también se tiene la necesidad de pedir consejo (respecto a lo que conviene y se debe hacer) a los asesores que se encuentran dentro y fuera del país.

Para lograr el éxito de los cambios aspirados por la mayoría de estructura social venezolana, todos los elementos que constituyen su biósfera deben de estar alineados, lubricados, sincronizados y energizados adecuadamente, tal como el engranaje complejo de una maquinaria productiva, pues son sub-sistemas interdependientes y la disfunción de uno solo interfiere la efectividad del sistema en general y obstaculiza el logro de lo buscado.

Por lo anteriormente expuesto, las estructuras sociales necesitan tener infinidad de mecanismos de autorregulación que las mantengan funcionando normal y eficientemente, con una alta efectividad favorable, pero hay irregularidades que sobrepasan a esas funciones automáticas o que no son controlables por éstas y surge la necesidad del auxilio para el logro exitoso ¡DEL CAMBIO ESPERADO!




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