Los Reyes Magos. (Foto: referencial)

El Día de los Reyes Magos o Epifanía. Con esta festividad la iglesia católica recuerda la adoración de la que fue objeto el Niño Jesús, por parte de los tres reyes, como signo del reconocimiento del mundo pagano de que Jesucristo es el rey y salvador de la humanidad.

La fiesta de la Epifanía sustituyó a los cultos paganos de oriente relacionados con el solsticio de invierno, celebrando ese día la manifestación de Jesús como Hijo de Dios a los sabios que vinieron de oriente a adorarlo. La tradición pasó a occidente a mediados del siglo IV, a través de lo que hoy es Francia.

Este pasaje bíblico fue narrado en el evangelio según San Mateo.

“Después de haber nacido Jesús en Belén de Judea, en el tiempo del Rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén diciendo: ¿dónde está el que ha nacido, el Rey de los Judíos? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo.

Al oír esto, el Rey Herodes se puso muy preocupado; entonces llamó a unos señores que se llamaban Pontífices y Escribas (que eran los que conocían las escrituras) y les preguntó el lugar del nacimiento del Mesías, del Salvador que el pueblo judío esperaba hacía mucho tiempo.

Ellos contestaron: En Belén de Judá, pues así está escrito por el Profeta:

Y tú, Belén tierra de Judá
de ningún modo eres la menor
entre las principales ciudades de Judá
porque de ti saldrá un jefe
que será el pastor de mi pueblo Israel

Entonces Herodes, llamando aparte a los magos, los envió a la ciudad de Belén y les dijo: Vayan e infórmense muy bien sobre ese niño; y cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo.

Los Reyes Magos se marcharon y la estrella que habían visto en el Oriente, iba delante de ellos hasta que fue a pararse sobre el lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella, sintieron una gran alegría.

Entraron en la casa y vieron al niño con María su madre. Se hincaron y lo adoraron. Abrieron sus tesoros y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Luego, habiendo sido avisados en sueños que no volvieran a Herodes, (pues él quería buscar al Niño para matarlo), regresaron a su país por otro camino.”

Para los  católicos los magos representan a todos aquellos que buscan, sin cansarse, la luz de Dios, siguen sus señales y, cuando encuentran a Jesucristo, luz de los hombres, le ofrecen con alegría todo lo que tienen.

Los nombres actuales de los tres reyes magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, aparecen por primera vez en el conocido mosaico de San Apolinar el Nuevo (Rávena) que data del siglo VI d. C.

En él se describe a los tres magos ataviados al modo persa, con sus nombres escritos encima y representando distintas edades. Aún tendrían que pasar varios siglos, hasta el siglo XV d. C., para que el rey Baltasar aparezca con la tez negra, representando a los africanos. Melchor encarnará a los europeos, y Gaspar a los asiáticos.

LA CELEBRACIÓN

La llegada de los Reyes Magos pone fin a las festividades navideñas, por eso en algunas naciones se celebran por todo lo alto.

En España, por ejemplo, se hacen desfiles con grandes concentraciones de personas y los niños reciben obsequios.

Aquí en Venezuela todavía no se ha perdido la costumbre de celebrar esta fecha. En las décadas de los 60 y 70, la festividad superaba con creces a la llegada del Niño Jesús, en cuanto a regalos a los infantes se refiere.

Sin embargo ahora la situación es al contrario, aunque todavía quedan vestigios de los regalos que traen este día a los niños, los reyes magos. Por eso en algunos hogares, los pequeños escriben sus cartas a los reyes el 5 de enero, para esperar los obsequios el 6.

Hay niños con tanta suerte que reciben regalos en las dos festividades.

En Valencia se siguen realizando algunos tradicionales recorridos públicos, con la interpretación de los reyes por parte de miembros de grupos culturales. Estos hacen recorridos trajeados a la usanza, y en los últimos años, por estar en tiempos de crisis, solo han llevado caramelos a los niños.

 

 

 




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