Inés Quintero, historiadora. Foto cortesía Curadas

No, que no son cuentos.Que son parte de la historia esas anecdotas que quitan el aburrimiento y despojan de falsos patriotismos. Documenta todo lo  que le parece insólito de la historia de Venezuela. Primero nos  presenó a María Antonia Bolívar la hermana del Libertador, “La Criolla Principal” realista y partidaria de la desigualdad social. Mucho gusto.

“Desde que comencé a estudiar historia ha sido un frenesí, mi pasión. Hacerla más cercana fue una decisión personal porque estoy convencida que tenemos la responsabilidad de que se conozca no solamente a través de los aspectos formales”

Cómo un testigo oculto, merodea fascinada por espisodios históricos, escudriña en acciones e intenciones despertando curiosidad y  una visión más humana de aquellos protagonistas, heróes o no de los  acontecimientos de la época independentista.

“La fascinación por la historia fue algo más bien casual, como un amor a primera vista y desde entonce nunca he pensado en dedicarme a otra cosa. Te confieso, que cuando estaba en el colegio, jamás se me ocurrió pesar que sería historiadora”

Entretelones del pasado patrio ahora se presentan en 150 relatos del libro «No son Cuentos son Historia», porque está empeñada en hacerle sentir a los venezolanos que la historia nos pertenece, para lo cual es clave Identificamos con esa cotidianidad del Siglo XIX, como si formaramos parte de ese relato, tan propio de nuestra ideosincracia. ¡Y lo logra!

¿Cómo lo hace? La leemos, o la escuchamos y la historia forma parte de nuestra cotidianidad aunque viajamos al Siglo XIX o a inicios del Siglo XX, sin darle tregua a la imaginación o a la interpretación. “Es neceratio el rigor histórico de la investigción y la búsquea de información que tenga sentido para que los venezolanos nos identifiquemos con los procesos vividos, pero no solo a través de los héroes, próceres y primeras figuras, sino de todo este conjunto de la gente común, que le ha dado forma a lo que somos como sociedad”.

Unos micros escritos en formato radio para ser transmitidos por Unión Radio valía la pena que estuvieran disponibles para ser leídos y entonces surgió el motivo para convertirlos esos breves relatos en un libro

 ¿Cuáles son los relatos que más le llaman la atención?

 -Mis preferridos son todos los que tienen que ver con la vida de la mujer, porque estuvieron ausentes de la narración histórica o aparecen muy poco. Me pareció que valía la pena que estos relatos cortos nos permitieran mostrar a las mujeres que pasaron por el horror de la esclavitud y tenía tantos testimonios de cómo lo vivieron, de cómo lograron la libertad. Claro, eso nos permite un acercamiento al pasado muy distinto, porque no son las heroínas a las cuáles estamos acostumbrados a conocer, sino personajes absolutamente anónimos, de quienes no se tenía ninguna noticia. Ahora gracias a la posibilidad de llevar a la radio esta investigación y ahora al libro,  las personas sabrán que pasó con Gracia María Tovar, esclava de la familia Tovar, quien decidió que quería ser libre y tuvo que trabajar como una loca para comprarla.

 

Le encantan los testimonios de los viajeros. “Me fascinan los relatos de los viajeros que vinieron de Francia [Se escucha una risa pícara] De los que llegaron de Alemania o de Hungría y ¿Sabés? Quedaron asombrados por el paisaje, la comida, por las mujeres, los lugares que conocieron y dejaron testimonios.

«Es muy bonito ver cómo nos vieron quienes no conocían esta geografía y esta sociedad y también entender los juicios que establecieron frente a una realidad que led era desconocida”.

Está contenta por la diversidad de su último libro, que se pueda leer en cualquier página y resulta un descubrimiento. “Me pareció bueno incorporar personajes del Siglo XX que ayudaron a construir la vida intelectual de los venezolanos. Por ejemplo allí está mi amigo y profesor Manuel Caballero, un historiador insoslayable conocedor de este siglo. Personajes de distintos tiempos, como digo yo,  desde Guaicaipuro a Manuel Caballero, Jajája”se ríe.

¿Cómo caza Inés Quintero a sus personajes?

-Tiene que ver con que no sean héroes connotados de la historia, aunque hay algunas figuras que son ineludibles. Pero lo que más me importa es hurgar en su condición humana, en sus rasgos afectivos, introduirme en su vida cotidiana, aunque sean personajes connotados. Relatos que nos conecten con la propia cotidianidad de los venezolanos, a esa vida  de los afectos, las tristezas, las emociones, las nostalgias y también con lo desconocido.

Como decías al principio Dhameliz, que las personas  tengan oportunidad de conocer hechos de nuestra historia que no están normalmente regristrados,  para que la gente sienta interés, curiosidad, cariño y el arraigo que despierta conocer nuestro pasado.

Investigación rigurosa son sus dos palabras repetidas. ¿Cuál es la frontera entre la realidad historica, humanizar el relato  y la necesidad de novelar?

-El nombre del libro no es por azar. Cuando digo ‘No es cuento es Historia’es porque es una discplina que tiene su origen en la investigación,  en la búsqueda del documento, en el hecho que no se está inventando absolutamente nada. Eso que está allí ocurrió efectivamente y hay demostración documental, hemerográfica que eso fue así. Por ejemplo, hay unos anuncios de la venta de esclavos en la prensa del Siglo XIX. Es algo que seguramente el venezolano común desconoce, que había ese tipo de avisos clasificados,  incluso buscando un esclavo fugado. Ese tipo de refencia está relacionada con la búsqueda del documento, el esfuerzo y la rigurosidad que representa identificar esa información, localizarla.

El relato tiene soporte, a eso me refiero cuando me remito al rigor, pero al mismo tiempo entiendo que para un lector interesado es suficiente que le des el destilado, para que sepa que es acorde con la realidad.  Es historia breve escrita como un relato.

Lo insólito

¿Qué encuentra insólito en la historia de Venezuela?

-Más que insólitos, busco episodios de nuestra historia que puedan despertar curiosidad, interés, porque no estén contempladas en los relatos tradicionales ¿No?.  Qué también tengan esa carga de ser sorpresivos y atractivos con el propósito de despertar acercamiento, curiosidad, intéres, el  sentir que la historia nos pertenece. Sobre todo para eliminar el trauma infantil de que la historia es aburrida.

¿Cómo fue su encuentro  con la Academia Nacional de la Historia, una institución un poco acartonada, tan formal y lejana a los ciudadanos?.Los individuos tienen un número y usted es una historiadora irreverente? ¿Es un cambio generacional?

– ja, ja…La Academia Nacional de la Historia desde sus orígenes y durante mucho tiempo fue mucho más rígida, pero ha ido cambiando porque se han incorporado los historiadores profesionales y como bien dices, cuando ingresé solo habían dos mujeres y yo era signifiativamente más joven. Me tocó ingresar en un momento que se quiso reconocer a los historiadores jóvenes. Era un ambiente muy distinto, pero en el fondo un espacio de trabajo donde conviven todas las tendencias, porque hay historiadores menos acartonados, menos rígidos, profesores universitarios… Ha sido un proceso constante de transformación de la Academia, donde estamos incluidos los que tenemos una nueva manera de enfrentar el conocimiento de la historia y relacionarnos con el oficio de historiar.

¿Es verdad que el vencedor escribe la historia?

Es parcialmente cierto. El que gana una guerra o una batalla tiene que hacer el parte o informe de ese proceso político, haciendo la alabanza de su logro, más en términos de testimonio, porque se supone que los historiadores estamos allí para hacer el análisis crítico de los procesos.Durante mucho tiempo la historia estaba sujeta a este tipo de testimonios, de recuerdos. Por ejemplo uno lee la autobiografía de Páez, bueno, tiene una autoestima, pero los historiadores procuramos ser menos parcializados y eso no obedece a querer justificar o condenar. Obviamente los resultados no están tan parcializados a esa idea, que la historia la ecriben los vencedores. Los historiadores nos cuidamos de usar el tiempo, si hubiese sido de tal manera. Esa tendencia existe, la historia vista desde esa perspeciva, pero prefiero atenerme a lo que realmente fue.

 Inés Quintero se confiesa

¿Si tuviera que escoger un super poder, cuál elegiría?

-Ser invisible

¿Un pecado capital?

-La lujuria.

¿ Un pecado venial

-Las escapadas

¿Cuál de los personajes de la historia venzolana le gustaría encarnar?

-Maria Antonia, por supuesto. Ella fue una mujer audaz en su tiempo, nunca se apartó de sus convicciones sin aminalarse, independientemente de que uno pueda estar o no de acuerdo con ella y eso me parece muy valioso. Fue una mujer a la que le tocó vivir un momento muy difícil, opacada por su hermano .

Si tuviera que escoger o vivir un evento histórico de su libro ¿Cuál seleccionaria?

-¿De mi libro? En verdad me gustaría haber estado al frente en la lucha de las mujeres por sus derechos civiles y políticos del Siglo XX. A parte de que la moda de los años 40 era preciosa y primorosa, hubiese sido muy apasionante.

¿Cuál palabra la define mejor?

-Apasionada

¿Qué defecto detecta de sí misma?

-La arrogancia

-¿Qué defecto no tolera de otra persona?

-La mentira

¿Te cuesta perdonar?

-No, de verdad, lo hago inmediatamente frente a una reconocimiento de los errores no tengo culebra con perdonar.

¿Algún ritual para escribir

-Me gusta escribir temprano en la mañana

¿El libro que mas le gusta?

-Son demasiado,  pero si tengo que escoger uno: El Hombre de la Rosa, de Humberto Eco y de un autor latinoamericano el libro los Niños que seremos, de  Hector Abab

¿Sueño por cumplir?

-Terminar de escribir todos los libros que quiero

¿Prefiere la historia comtemporánea o la época independendentista?

-!La contemporánea, claro! Imagínate que nos hubiese tocado vivir en la época de la colonia, encerradas en la casa, que no puedes salir, que no puedes hacer nada, esperando asomadita en la ventana.

También me gusta este período histórico que estamos viviendo, aunque mucha gente me dice que estoy loca porque esto es un desastre. Justamente por eso, porque nos demanda y exige mucho más enfrentar esta situación tan compleja en la que vivimos, pero yo estoy compromentida.




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