“Aunque pobre la encuentres, no te engañaría Ítaca.

Rico en saber y en vida como has vuelto

comprenderás ya que significan la Ítaca.”

 Konstantin Kavafis

 

Cuenta la mitología griega, que Penélope reina de Ítaca decidió esperar a Odiseo su consorte quien se encontraba en plena guerra contra los troyanos y debió pagar la osadía de haber ofendido a Poseidón dios de los mares en un interminable viaje de regreso a su reino insular, para evitar que un grupo de horridos pretendientes decidieran secuestrar el reino por la fuerza se inventó el ardid de tejer la mortaja para su suegro y destejerla en la noche, indicando que aceptaría escoger a un nuevo rey y esposo una vez culminase su amañado ardid, obviamente jamás terminó de tejer tal mortaja, ese hilo en el uso jamás se trocó en nada útil, solo le permitía insuflar tiempo para evitar el ascenso de un nuevo consorte al trono y esperar la vuelta de Odiseo al trono.

La introducción de esta columna semanal, es un émulo de la carente política monetaria torpe por demás aplicada en el país en este proceso de pseudo recuperación, en el cual se tejen y destejen los hilos del tramado  social  de una ex república, obviamente los fines del régimen no persiguen nada plausible sino mantener una innecesaria, costosa e ineficiente praxis de control del objetivo operativo del Banco Central de Venezuela a los fines y medios de estimular un proceso de sostenimiento artificial del tipo de cambio e indicar que existen logros en materia económica cuando en realidad no existe nada concreto que permita aproximarse a tal aproximación.

La semana pasada el tipo de cambio se posicionó sobre la barrera de los cinco bolívares por dólar un monto que nos retrotraía al mes de octubre de 2021, es decir que la devaluación del tipo de cambio presenta cuentas en un mes de más del 15%, con lo cual las capacidades de compra de un mermado salario mínimo son innegables, las presiones para mantener artificialmente subvaluado el tipo de cambio son costosas e ineficientes, artificiales y presentan los signos de normales de insostenibilidad que le fueron asignados desde el primer momento de las intervenciones del Banco Central de Venezuela en las mesas del mercado interbancario.

Sí a la praxis de mantener artificialmente sobrevalorado el tipo de cambio, se le añade la variable del impuesto a las grandes transacciones financieras, aplicadas a los pagos en divisas, se establece entonces un ataque especulativo contra el valor de la moneda nacional, que redunda en la devaluación progresiva de los bolívares escasos en un sistema multimoneda surgido desde los rigores de la eclosión hiperinflacionaria, la posibilidad de un rebrote importante de este indeseable fenómeno están subyacentes, de hecho la inflación es elevadísima la más alta del mundo y la cifra de inflación intermensual del mes de abril publicadas por el BCV son de 4,4%, frente a un 1,3% de este indicador para el mes de marzo, los efectos del Impuesto a las Grades Transacciones Financieras afectan a toda la cadena de valor y aportan una inflación que va entre 13% al 18%.

Los  efectos descoordinados de esta política de control sobre la inflación son absolutamente contrarios y nos recuerdan ese telar de Ítaca en el cual se tejen y destejen las mortajas para el país, la severa crisis de la exención de aranceles de importaciones suponen la absoluta inviabilidad para la producción nacional, pues el productor local termina financiando el colapso de un Estado que no provee servicios públicos de una antinomia, que impide el desempeño de la vida ciudadana e impone la calificación de lumpanato a cualquier ejercicio por sobrevivir, señores Venezuela no se arregló, las costuras de esa mentira dan cuenta de los retazos de un país hecho hilachas, el impulso de rebote de 6,6% no se permea a toda la población y supone unos niveles de iniquidad que son hiperbólicos en horror, contra las fallas del Estado que el chavismo asaltó por la vía de la violencia.

Preocupa y mucho la emisión de liquidez terciaria por el abandono del tipo de cambio, ese efecto y la reciente liquidez, se pulsan en las calles con aumentos espasmódicos de los precios en bolívares y la pérdida del poder de compra de los dólares, los grandes beneficiados son aquellos que manejan bolívares de manera opaca y que ahora los fijan en valores más altos para tener ganancias cambiarias y especulativamente distorsionar aún más a la economía.

Las brechas entre los tipos de cambio oficial y paralelo crecen, generando fricciones en las ventas, retornamos cual Sísifo al abismo del agobio, las expectativas de una recuperación sostenibles son cada vez más insomnes y menos creíbles, no hay confianza y eso correo el crecimiento y la posibilidad de una gobernanza económica dinámica y viable.

Así, finalmente estos síntomas son los indicativos de que le problema no estuvo jamás resuelto en materia económica y la recuperación era un espejismo artificial, la economía no acepta medias verdades, la economía obedece a planes creíbles y sostenibles, la mortaja descocida indica que solo se está ganando tiempo, para evitar ratificar que la recuperación es absolutamente imposible de lograr.

 

“Ten siempre a Ítaca en la memoria.

Llegar allí es tu meta.”

Konstantin Kavafis




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