Dayrí Blanco | @DayriBlanco07

Luz Cortijos nunca había dormido en la calle, pero le tocó. Decidió hacerlo sobre un pedazo de cartón y se cobijó con el suéter rosado que le pidió prestado a su prima. A las 6:00 p.m. del martes llegó a la sede de la Unefa en Naguanagua y ya había una larga cola de personas con la mism meta de ella: Salir de ahí con el Carné de la Patria en mano y asegurar su bolsa de comida al mes.

Ella gana salario mínimo en la oficina para la que trabaja como asistente contable, donde también es secretaria y hace la nómina, tras las reducciones de personal que se han ejecutado por la crisis económica, esa misma que conoce muy bien cada quincena, cuando se da cuenta que el sueldo no le alcanza para satisfacer sus necesidades básicas y la de sus padres, que dependen de ella.

De manera intermitente tocan a su puerta para ofrecerle una bolsa de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). “Es un alivio porque al menos tiene unos cuantos kilos de comida, aunque lo normal debería ser que uno vaya a un supermercado a elegir lo que quiere y poder pagarlo”.

Pero hace dos semanas le ofertaron uno de esos combos populista en 120 mil bolívares, más de lo que gana en una quincena, y aunque logró reunir el dinero no se lo vendieron. ¿La causa? No había sacado el Carné de la Patria. “Fue indignante, y lo es mucho más estar aquí en esta cola esperando después de pasar la noche y la madrugada acostada en la acera”.

Cinco lugares más atrás estaba Leoncio Torres. A él también le tocó dormir en la calle. “Vine porque mi hija se graduó de bachiller y se lo piden para hacer un curso en el Incess. Yo no quiero que ella se quede sin seguir estudiando”, dijo visiblemente triste. Él no quería estar ahí. “Antes había posibilidades de ingresar a una universidad, ahora no, y nos ponen a pasar estas penurias”.

Torres se distinguía del resto en el motivo de su decisión de hacer esa cola. La mayoría lo hacía por la bolsa CLAP, mientras que solo algunos estaban en el sitio para tener la posibilidad de optar por el bono navideño de 500 mil bolívares. “Con eso no se compra nada. Era ilógico hacer esta cola por eso”, expresó Luis Aguilar al escuchar a una señora plantear su argumento de la bonificación.

El operativo especial de emisión del Carné de la Patria también continúa en la Plaza Bolívar de Valencia, donde dormir sobre sus bancos o el piso, ya es una norma. Ahí, a las 11:30 a.m. ya había 21 listas de 100 personas cada una. Maritza Linares estaba anotada en la número seis y esperaba desde la noche anterior con su hija. “Venimos de Los Colorados porque nos ofrecieron la bolsa de comida pero nos exigieron tener el carné. Nunca pensé que pasaríamos por esta vejación, pero ya el dinero no nos alcanza para ir a un supermercado”.

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