Según explicó en una rueda de prensa Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU, António Guterres, los rebeldes, que mataron a por lo menos 29 civiles y dos soldados de la RCA, atacaron cuatro poblados al sur de la ciudad de Bocaranga, en la provincia de Ouham-Pendé, en la zona noroeste del país.
Dujarric señaló que como resultado, se han desplegado en la zona cascos azules de la Misión de Naciones Unidas en RCA (Minusca), «para ayudar a proteger a los civiles mientras se investigan los incidentes».
La RCA vive un escenario de violencia sistémica desde finales de 2012, cuando una coalición de grupos rebeldes procedente del noreste de mayoría musulmana -los Séléka- tomó Bangui, la capital, y derrocó al presidente François Bozizé tras diez años de Gobierno (2003-2013), dando inicio a una cruenta guerra civil.
Más de 30 personas mueren
Como resistencia contra los ataques de los Séléka se formó entonces la alianza de milicias cristianas Anti-Balaka que, como el primer grupo, terminó dividida en facciones armadas.
En la actualidad, el Gobierno centroafricano se enfrenta a una coalición de varios grupos rebeldes, el CPC, creada en diciembre de 2020 y que intentó tomar la capital el pasado enero, poco después de las elecciones presidenciales celebradas el 27 de diciembre y que la oposición pidió anular tras no poderse abrir más del 40% de los centros de votación por motivos de inseguridad.
A día de hoy, y pese a la firma de un histórico acuerdo de paz en febrero de 2019, todavía dos tercios del país -rico en diamantes, uranio y oro- están controlados por milicias y la violencia ha provocado ya la muerte de miles de personas y el desplazamiento de más de un millón.
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