La feligresía valenciana plenó este Jueves Santo la basílica Catedral, para asistir a la Misa Crismal que concelebró el arzobispo de Valencia, Reinaldo Del Prette, junto a 80 sacerdotes de la diócesis y 35 seminaristas.
Monseñor Del Prette presidió la ceremonia junto con el obispo emérito de San Felipe, monseñor Nelson Martínez Rust y el vicario general de la arquidiócesis, monseñor Roberto Sipols.
La Misa Crismal es uno de los eventos católicos más importante en Semana Santa, porque en ella el arzobispo consagra el santo crisma, que son los oleos que utilizarán los sacerdotes el resto de año en sus iglesias, para bautizar, confirmar y ungir a los enfermos.
Los asistentes pudieron apreciar una vez más, la belleza de la Catedral de Valencia, pero la asistencia fue tan masiva, que el aire acondicionado no se sentía.
Monseñor Del Prette comenzó la homilía, haciendo un breve comentario sobre los sucesos ocurridos en la comandancia de la Policía de Carabobo, donde según el Ministerio Público murieron 68 personas. Dijo que este hecho opacó la celebración cristiana, al tiempo que hizo votos para salir de la desesperanza.
Como se acostumbra el arzobispo hizo referencia al sacerdocio. Destacó la importancia de que la feligresía converse con los sacerdotes de sus parroquias y le comunique sus inquietudes.
El prelado citó que cada vez que un sacerdote se pone delante de un sacramento, ora en nombra de Jesucristo. Recordó a los feligreses que el evangelio prohíbe juzgar a los semejantes. “No juzguéis y no serás juzgado”.
Monseñor pidió no emitir juicios sobre los padres y si tienen algo que cuestionarle, lo hablen personalmente con él para que los entienda. Los sacerdotes a su vez, tienen que tener el corazón abierto para responder a las correcciones que sus hermanos de fe les hagan.