La Iglesia de San Josè fue fundada el 25 de agosto de 1893 y declara parroquia en 1955, tenía yo seis años de edad y me acuerdo como si fuera hoy, cuando en mi casa la quinta «Santa» de la Calle Montes de Oca, al lado del Puente de la Paz; solía oír desde mi cuarto, el hermoso sonido de las campañas de la iglesia llamando a la misa y en diciembre, a la cinco de la mañana, llamando a las Misas de Aguinaldo.

Que emoción tan gran, que gran alegría, era sentir a mi iglesia tan cerquita y disfrutar de todas sus festividades; todavía después de más de 60 años, suelo escuchar, en donde quiera que este, el repicar de las campanas y me llena de emoción y nostalgia.

Es parte de mi niñez, mi adolescencia y mi vida religiosa, recordar a  la Parroquia San Josè amada, bucólica, donde todos nos conocíamos, en frente de la iglesia el profesor de inglés, mister Pirsson, que iba a mi casa casi todos los días a darnos clases, que caballero, que hombre tan especial y culto; como siempre al lado la Tintorería La Coruña. Más allá, los Villamediana, Napoleòn, sus padre y sus hermanos. En mi cuadra, la familia Fuentes, Magally, Alicia y Arturo; los Ferrara, Antonieta, que se convirtió en la gran decoradora de las más bellas  casas e incluso hoteles de Valencia; un taller y al lado la familia Gutiérrez González, mi querida Hilda y su hija Marisela Gutierrez de González Carrillo, excelente médico. Más abajo, las señoritas Nuñez, Josefina y su hermana Julia; Helena Azcunes y sus gatos. Más abajo, la esquina de los Tres Vientos, con su gran Cruz Verde, donde frente en una casita del vecindario, nació nuestra primera actriz, Grecia Colmenares. En la esquina derecha la quincalla del señor Labrador. Al lado de mi casa, debajo del puente La Paz vivía la comadre, que todas las mañana nos llevaba las arepas recién hechas para el desayuno, el callejòn Flores, todo ese terreno era de mi padre y dejó que lo invadieran, para que su familia no tuviera enemigos. Al lado el Cine Díaz Moreno, al frente la bodega de Don Carlos, más allá la peluquería de Alì y a la entrada de la urbanización Los Colorados, Perucho, el carnicero.

En la Calle  Díaz Moreno, justo detrás de la iglesia, El Frigorifeco San Josè,  un gran emporio, que hemos visto decaer por la mala situación del país. Más allá Los Hennismeyer en una quintica, que se comunicaba con la de nosotros por debajo del puente; por la misma calle  los Feo La Cruz-Lissot, hoy convertida la casa en un edificio de oficinas; Los Lara Panti y en la avenida Bolivar Misia Teresita de Branger y su hijos los Branger Sagarzazu; también vivia el mayor Antonio Julio Branger y la «Nena» González; los Malpica Guada y Mery Yantzen, la presidenta de la Cofradia de la Virgen Milagrosa de San Josè, que todos los 27 de Noviembre nos colocaba el escapulario.

Son tantas las cosas que me unen a esta Parroquia y a esta iglesia, que sería imposible enumerarlas todas. Pero si les puedo decir que fue parte de mi vida, de mi mejores años; que aquí también nacieron personalidades de la vida pública, social, empresarial y deportiva más importantes de nuestra ciudad y de nuestro país. Que en  el solar de mi casa, jugaron y se formaron los Trotamundos de Carabobo, con su uniforme vino tinto, esos primeros atletas, practicaban en una cancha que hizo mi padre, como fue Pajarillo Bolaños, Vicente Lozano, Los Hermanos Story, Josè Gerardo Páez Fonseca y Carlos Bello entre otros, a quien le decían  como “Coco de Mono”. Pero eso si, hombres de bien y de gran trayectoria humana y profesional.

Debo agradecer al profesor Luis Vizcaya, presidente del comité organizador de estas Fiestas de San José, así como a Antonia Izaguirre, Minerva Pinto y Mary Martin del Consejo Comunal de San José, entre otros  miembros del comité de estas fiestas patronales, por haberme hecho el honor de escogerme como Pregón para estas festividades que me llenan de tanto  orgullo y emoción, ya que se trata de mi bella y querida parroquia, donde nací, me bautizaron y sigo queriendo como el primer día; amor de los grandes que mi madre nos supo inculcar a mis hermanos y a mí, por esta basílica colonial que tiene ese olor a incienso y se percibe siempre una gran  paz y sosiego.

No puedo dejar de mencionar, los nexos que me unen a esta gran basílica, hermosa y querida, fue aquí donde se unieron en matrimonio mis padres, Nicolás Franco Torres y Santa Breña Guerra de Franco, acto presidido por el Párroco de esa época, monseñor Bernardo Heredia, que luego fue el Director del Diario La Religión, donde realizó una extraordinaria labor. Hasta que pasó como ha sucedido con casi todos los periódicos de este país, como el Diario El Carabobo, que dejó de circular por falta de papel.

Señores, feligreses amigos todos, debo recordar con gran cariño al padre Toledo, a monseñor Montes de Oca, que muy pronto subirá a nuestro altares como santo; misión que esta llevando a cabo la iglesia católica con el cardenal Baltazar Porras, quien estuvo, con esa finalidad, hace poco en nuestra ciudad.

Son tantos recuerdos bellos e inolvidables, que hoy quisiera retroceder el tiempo, para poder vivirlos de nuevo; pero lamentablemente, los tiempos de ahora son otros y son realmente muy tristes. Estamos viviendo en nuestra ciudad, en nuestro país y en el mundo entero, una situación terrible, donde se han perdido los valores, las buenas costumbres, la dignidad, el respeto; cada día crece más la delincuencia, el hambre, la falta de trabajo y la escasez, donde el Gobierno se mete con la iglesia y sus representantes sin ningún tipo de escrúpulo, insultan a nuestros sacerdotes y no se les trata como lo que son, representantes de Dios  en la tierra.

Y ya para terminar pido a San Josè que guíe nuestros pasos, para poder lograr como lo  hizo El; que creyó fielmente en la Virgen cuando se le apareció el ángel a anunciar que iba a tener un hijo sin haberla tocado.

Eso es fe amigos, esa es la fe de la Iglesia, que nos pide también respetar al papa Francisco, a creer en lo que nos dice para bien y evolución de nuestra Madre Iglesia Católica, que no permitamos en ningún momento faltas de respeto, que exijamos consideración para al papa, quien ha querido ayudarnos en esta hora menguada de nuestra querida Venezuela, interviniendo entre el Gobierno y la oposición, enviándonos a un  representante del Vaticano, lo cual no resultó para nada.

Tengamos mucha fe en nuestro querido San José, que con su humildad y amor, ha logrado ser el Patrono Universal de la Iglesia Católica; pidamos a él que nos ilumine y que haga de nuestra Venezuela una tierra próspera, santa y llena de feligreses que podamos con trabajo, tesón y esperanza, llegar a convertirla en un país vivible y hermoso, donde quepamos todos por igual.

Gracias Señores.

Dios los bendiga a todos.

 

 

 




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